El miércoles 27 de septiembre de 2023 tuvo lugar la defensa del trabajo fin de máster sobre un estudio para la ubicación y diseño estructural de un aparcamiento disuasorio en altura en el área metropolitana de Valencia. Su autor fue Víctor José Yepes Bellver y los directores, Julián Alcalá González y Mª Rosa Arroyo López. Este trabajo obtuvo la máxima calificación de Sobresaliente 10, Matrícula de Honor. Esta es la culminación de su trayectoria académica de graduado en ingeniería civil y máster en ingeniería de caminos, canales y puertos cursados en la Universitat Politècnica de València.
Este proyecto se enfoca en la sostenibilidad y la movilidad urbana, con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes, disminuir la congestión vehicular y minimizar el ruido en la ciudad. Se trata del diseño de un aparcamiento innovador que promoverá el uso del transporte público al proporcionar una solución eficiente para dejar los vehículos privados en las afueras de la ciudad y facilitar el acceso al centro. Un paso importante hacia un entorno urbano más limpio, tranquilo y sostenible en Valencia.
¡Enhorabuena a todos, especialmente a Víctor José!
Una plataforma elevadora de desplazamiento sobre mástil es el equipo auxiliar diseñado para facilitar el traslado vertical de una o más personas, así como de sus respectivos equipos y materiales de trabajo, hasta el lugar donde se llevarán a cabo las labores correspondientes, todo ello a través de un único punto de acceso. Estas plataformas se consideran equipos temporales de trabajo, dado que se instalan de forma transitoria y se retiran una vez completadas las tareas para las cuales se han implementado.
Es fundamental destacar que estas limitaciones diferencian a este equipo de los montacargas para edificación, ya que estas últimas están diseñadas para comunicar niveles definidos y están sujetas a otras normas. Además, no está diseñado para efectuar operaciones de tiro o empujes laterales y horizontales. No obstante, la estabilidad del conjunto frente al vuelco por fuerzas horizontales, como la del viento, se garantiza mediante el anclaje necesario de estos mástiles a la estructura del edificio.
Estos equipos de trabajo son conocidos comúnmente como “andamios de cremallera” debido a su composición. Esta estructura auxiliar está formada por plataformas metálicas adosadas a guías laterales dispuestas a lo largo de torres tubulares sobre las que se puede ascender o descender mediante motor eléctrico.
Se componen por uno o más mástiles, cada uno instalado en un carro base, equipados con un sistema de piñón y cremallera que se extiende a lo largo de la columna. Lo habitual es que sean del tipo simple o “monomástil”, o bien doble o “bimástil”. Este sistema posibilita el desplazamiento del chasis o grupo elevador, al cual se encuentran conectadas una o más plataformas de trabajo. También existe la opción de emplear plataformas de trabajo multinivel, en las cuales dos o más plataformas se desplazan sobre el mismo mástil. No obstante, es importante mencionar que el uso de este tipo de plataformas no está muy extendido.
Debido a su versatilidad, estas plataformas, que pueden variar en longitud y adaptarse en profundidad, permiten llevar a cabo una amplia gama de trabajos. Sus aplicaciones abarcan desde el revestimiento de fachadas y trabajos exteriores hasta la restauración, el mantenimiento y la rehabilitación de edificios, sobre todo con grandes alturas. Además, facilitan el transporte vertical de personas y materiales de manera rápida y sencilla.
Los andamios de plataforma elevadora sobre mástil se emplean en las siguientes circunstancias:
Cuando se cuente con una superficie de apoyo adecuada en la parte frontal del elemento constructivo para el cual se va a instalar el andamio.
Cuando sea factible anclar los mástiles a la estructura del edificio, siempre que esta tenga la capacidad de soportar la tracción necesaria y sea accesible.
Cuando la tarea a realizar desde el andamio sigue un proceso de construcción lineal, evitando la necesidad de que varios trabajadores operen simultáneamente en diferentes niveles en la misma vertical.
Por lo tanto, estos andamios se utilizan principalmente en proyectos de construcción nueva, especialmente para la edificación de cerramientos verticales exteriores y configuraciones de fachada relativamente simples.
Pueden tener hasta 100 m de altura, 33 m de ancho y hasta 1500 kg de carga. La velocidad de elevación puede ser de hasta unos 10 m por minuto. No obstante, los andamios monomástil generalmente admiten una plataforma de trabajo de hasta 10 m de longitud en total, distribuida equitativamente, con un máximo de 5 m a cada lado del mástil central. En el caso de los andamios bimástil, sus dos mástiles se ubican a una distancia de 15 m entre sí, lo que permite soportar una plataforma de trabajo de hasta 25 m.
En situaciones excepcionales, es posible montar plataformas sobre tres mástiles, aunque esta configuración no es común. En cualquier caso, los mástiles estarán separados entre sí por un máximo de 15 m y las extensiones desde los mástiles extremos no superarán los 5 m hacia el exterior.
Partes de los andamios de cremallera:
Base: Esta parte está conformada por una estructura tubular que proporciona soporte a la primera sección del mástil. Con el objetivo de asegurar una capacidad de carga segura, incorpora un gato de apoyo central y cuatro estabilizadores giratorios que aseguran una nivelación adecuada de la máquina. La base puede ir equipada con cuatro ruedas giratorias cuya función se limita a posicionar el conjunto sobre el terreno y facilitar el desplazamiento del andamio en obra. Además, es posible que la base incluya un chasis móvil, que consiste en una base o chasis remolcable con ruedas incorporadas. Este chasis móvil, además de cumplir las funciones mencionadas para el chasis fijo, permite el transporte del andamio.
Mástil: Los mástiles se componen de módulos fabricados con tubos cuadrados que se ensamblan para formar secciones triangulares, fortalecidas con varillas redondas. A lo largo de todo el mástil, se encuentra un sistema de cremallera, con la excepción del último módulo, el cual carece de ella para prevenir cualquier posibilidad de que la plataforma se desplace en caso de una eventualidad en la seguridad.
Plataformas: Parte de la instalación que se desplaza verticalmente y sobre la que se transportan las personas, el equipo y los materiales y desde la que se realiza el trabajo. Estas están constituidas por grupos modulares con longitudes aproximadas de 1,5 m, los cuales se unen mediante tres bulones. Además, cuentan con un suelo de chapa antideslizante y barandillas de seguridad para evitar caídas.
Motor: Se trata de un motor eléctrico trifásico que se ubica debajo de la plataforma de trabajo, con un motor por cada mástil. Su control se efectúa desde el panel de mandos localizado en el interior de la propia plataforma de trabajo.
Chasis: Se trata de una estructura tubular que alberga los motorreductores, equipados con freno eléctrico y de emergencia, que es independiente del anterior.
Anclajes: Son de aplicación obligatoria para todos los tipos de andamios, incluyendo aquellos que superen una altura total de 3 m. En el caso específico de los andamios de mayor altura, los anclajes de los mástiles a la estructura del edificio se realizan mediante piezas tubulares rígidas que garantizan la estabilidad en dos direcciones. Se debe mantener una separación vertical máxima de 6 m entre dos anclajes consecutivos.
Os dejo un vídeo sobre plataformas por cremallera, de la empresa Alba-Macrel Group.
Os dejo algunas medidas de seguridad y salud en este tipo de medio auxiliar y un vídeo explicativo que espero os guste.
A continuación os dejo algún vídeo más al respecto.
Os dejo también un texto de la profesora Inmaculada Oliver Faubel, de la Universitat Politècnica de València, para ampliar detalles sobre este medio auxiliar.
FUENTES GINER, B.; MARTÍNEZ BOQUERA, J.J.; OLIVER FAUBEL, I. (2001). Equipos de obra, instalaciones y medios auxiliares. Editorial UPV. Ref.: 2001-700.
La Real Academia Española define andamio como “armazón de tablones o vigas puestos horizontalmente y sostenidos en pies derechos y puentes, o de otra manera, que sirve para colocarse encima de ella y trabajar en la construcción o reparación de edificios, pintar paredes o techos, subir o bajar estatuas u otras cosas, etc.”. Sin embargo, vamos a tratar de concretar más esta definición para el caso de los andamios de trabajo en obras de construcción.
Los andamios son aquellas estructuras auxiliares y desmontables cuya misión consiste en facilitar el acceso de los operarios y los materiales, de una forma segura, a aquellos lugares requeridos por la construcción, donde influye decisivamente la altura. Los materiales más comunes empleados en su construcción son el acero, aleaciones de aluminio, madera y aquellos basados en la madera. Estos materiales deben poseer la robustez y durabilidad necesarias para resistir las condiciones habituales de trabajo. Ya sea que estén fijados al suelo, montados sobre caballetes, adosados a la estructura o suspendidos, estos andamios tienen la función de soportar una plataforma de trabajo.
A todos los efectos, y sobre todo a efectos de cumplimiento de normativa, dimensiones, condiciones de seguridad y acceso al mismo se refiere, al andamio se le considera lugar de trabajo. También se denominan andamios a aquellos destinados a soportar el paso y la permanencia del público, siendo igualmente desmontables.
Atendiendo a la norma UNE 76501:1987, los andamios pueden ser de obra o de utilización pública. A su vez, los andamios de obra se clasifican en andamios de trabajo, de seguridad o de servicio, mientras que los andamios de utilización pública pueden ser pasos superiores o estructuras para actos públicos.
También se pueden agrupar los andamios en los siguientes grupos principales (Arcenegui, 2006):
Andamios que se consideran máquinas. Se consideran máquinas no solo las plataformas de trabajo desplazables sobre mástil, sino también las plataformas suspendidas de nivel variable con accionamiento motorizado o manual.
Plataformas de trabajo desplazables sobre mástil
Plataformas suspendidas de nivel variable
Andamios normalizados. Consideramos andamios normalizados aquellos fabricados de acuerdo con alguna norma, con el fabricante dejando constancia de este cumplimiento.
Andamios tubulares de fachada o “de marco”
Andamios multidireccionales
Torres de trabajo móviles
Cimbras
Andamios no normalizados. Los andamios no normalizados, en consecuencia, son aquellos que no se fabrican conforme a una norma específica. Sin embargo, esto no significa que estén exentos de cumplir con la legislación vigente. Son de muchos tipos, pero destacan los siguientes:
Andamios tubulares apoyados o “convencionales”
Andamios de borriquetas
También se podrían clasificar los andamios según su sistema estructural:
Andamios de doble pie derecho simple. Se emplean para proyectos a pequeña escala y de poca altura.Este tipo particular de andamio se caracteriza por su estructura sencilla, construida con materiales como madera, aluminio y acero.Se apoya en una doble hilera de pies rectos, aunque este enfoque ahora se usa raramente y ha sido reemplazado por pies tubulares más pequeños.
Andamios tubulares, también denominados andamios Europeos o unidireccionales. La estructura más comúnmente empleada se utiliza para trabajos en paredes de fachadas rectas y sin adornos, que carecen de rosetas u otros sistemas de conexión para fijar las barras en diferentes ángulos.También hay versiones compactas de este andamio que están equipadas con ruedas.
Andamios multidireccionales metálicos modulares. Se puede argumentar que este marco en particular posee la capacidad de adaptarse al exterior de un edificio, particularmente en los casos en que la fachada es curva o cuando se requiere un andamio de fachada estabilizador.Este andamio corresponde a un sistema estructural más complejo, en el que el ángulo entre la conexión de varios módulos se puede ajustar mediante la utilización de la roseta que forman las barras.
Andamios colgantes. Son estructuras de andamiaje suspendidas en el aire y colgadas normalmente de las azoteas o tejados de los edificios.
Andamios de plataforma autoelevadora. Compuesto por una plataforma de trabajo equipada con un sistema de desplazamiento vertical.
Otro tipo de clasificación atiende a sus cargas y homologación. Los criterios de clasificación, aprobación y designación, de acuerdo con la normativa europea, se centran en las cargas asociadas a ellos.Estos criterios se describen en las Tablas 1 y 3 de las normas UNE-EN 12810 y UNE-EN 12811. Estas normas incluyen unas características mínimas de calidad para los materiales, unos procesos estandarizados de comprobación y caracterización de cada elemento clave, así como unas geometrías adecuadas para cumplir su función. La normativa en España viene determinada por el Real Decreto 2177/2004.(Implica la necesidad de formular un Plan de Montaje, Utilización y Desmontaje con certificado de estabilidad). Un Andamio Certificado, en España, es el que cumple las Normas UNE-EN 12810-1,2 y UNE-EN 12811-1,2,3 y además registra y confirma mediante ensayos de un Laboratorio el cumplimiento de dichas normas. La norma UNE-EN 12811-1:2003 especifica las cargas de servicio 2, 3, 4, 5 y 6 según la Tabla 3.La designación de un sistema de andamios que se considere aprobado debe incluir los componentes enumerados en la Tabla 2.
Tabla 1. Clasificación de sistemas de andamio
Criterio de clasificación
Clases
Carga de servicio
2, 3, 4, 5 y 6 de acuerdo con la Tabla 3 de la norma UNE-EN 12811-1:2003
Plataformas y sus apoyos
(D) diseñado con ensayo de caída
(N) no diseñado con ensayo de caída
Anchura del sistema
SW06, SW09, SW12, SW15, SW18, SW21, SW24
Altura libre
H1 y H2 de acuerdo con la Tabla 2 de la norma UNE-EN 12811-1:2003
Revestimiento
(B) con equipamiento de revestimiento
(A) sin equipamiento de revestimiento
Método de acceso vertical
(LA) con escalera de mano
(ST) con escalera de acceso
(LS) con escalera de mano y de acceso
Tabla 2. Partes que debe contener la designación de un sistema de andamio
Andamio
Norma UNE-EN 12810
Clase de carga de servicio
2, 3, 4, 5 y 6
Ensayos de caída sobre plataformas
(D) con ensayo
(N) sin ensayo
Clase de anchura del sistema
SW
Clase de altura libre
H1 o H2
Revestimiento
Sin revestimiento
Con revestimiento
Acceso
(LA), (ST) o (LS)
Tabla 3. Cargas de servicio en las áreas de trabajo
Clases de carga
Carga distribuida uniformemente
q1
kN/m2
Carga concentrada en un área
500×500 mm2
F1
kN
Carga concentrada en un área
200×200 mm2
F2
kN
Carga en un área parcial
q2
kN/m2
Carga en un área parcial
Factor del área parcial
ap
1
0,75
1,50
1,00
–
–
2
1,50
1,50
1,00
–
–
3
2,00
1,50
1,00
–
–
4
3,00
3,00
1,00
5,00
0,4
5
4,50
3,00
1,00
7,50
0,4
6
6,00
3,00
1,00
10,00
0,5
Según su clasificación, los andamios de Clase 1, 2 y 3 se emplean en una variedad de trabajos en altura, incluyendo limpieza, pintura, carpintería, tejados, revestimientos de fachadas, saneamiento y diversas tareas industriales. Por otro lado, los andamios de Clase 4, 5 y 6, además de servir como andamios de protección, se utilizan en trabajos relacionados con hormigón, muros, rehabilitación de fachadas, construcciones industriales y en situaciones que requieren una plataforma ancha y de alta capacidad de carga.
Además de la carga de servicio, que suele ser el parámetro que se considera de manera principal, se fijan otros parámetros como el tipo de acceso, el ancho, el tipo de cubrición aceptable, etc., que acaban de definir la usabilidad del equipo en cada situación.
Referencias:
ARCENEGUI, G.A. (2005). Disposiciones mínimas de seguridad y salud en la utilización de andamios (I y II). Revista del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Alicante.
EN 12810-1, Andamios de fachada de componentes prefabricados. Parte 1: Especificaciones de los productos.
EN 12810-2, Andamios de fachada de componentes prefabricados. Parte 2: Métodos particulares de diseño estructural.
EN 12811-1, Equipamiento para trabajos temporales de obra. Parte 1: Andamios. Requisitos de comportamiento y diseño general.
EN 12811-2, Equipamiento para trabajos temporales de obra. Parte 2: Información sobre los materiales.
EN 12811-3, Equipamiento para trabajos temporales de obra. Parte 3: Ensayo de carga.
Los minadores continuos (continuous miners, en inglés), son equipos para la excavación mecánica usados en minería subterránea. Crean huecos rectangulares empleando tambores de picas (6 m de ancho por 5 m de alto). Se emplean principalmente en minas de minerales blandos, tales como el carbón o la sal.
Existen equipos con posibilidad de llevar a cabo un sostenimiento simultáneo, lo que le permite avanzar 12 m sin retirarse. Un equipo puede producir unas 600 – 700 t/h de mineral. Este mineral se descarga a través de un transportador blindado a “shuttle cars”.
A continuación presento un ejercicio resuelto y un nomograma que puede ser útil para el cálculo del ratio de avance diario de un minador continuo. Se trata de una colaboración con el profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena, Pedro Martínez Pagán.
Como podéis comprobar, existen vínculos comunes entre las especialidades de ingeniería civil y minas en muchos aspectos relacionados con la maquinaria y los procedimientos de construcción. Espero que os sea útil.
Para resolver este ejercicio, resulta de interés la tabla que presentamos en la Figura 2, donde se proporcionan valores de energía específica para varios tipos de excavadoras mecánicas.
También podéis utilizar este nomograma, elaborado junto con los profesores Pedro Martínez Pagán y Jamal Rotami, que espero os sea útil.
ROSTAMI, J. (2011). Mechanical Rock Breaking. In SME Mining Engineering Handbook, 3rd Edition, Darling, P. (Ed.), Society for Mining, Metallurgy, and Exploration, 417-434.
Ha sido para mí un placer participar en la redacción de parte de la Orden Circular 4/2023 sobre procedimiento para la justificación de precios en la Dirección General de Carreteras y base de precios de apoyo. El reto ha consistido en presentar de forma explícita la metodología subyacente que permite la justificación del precio de las unidades de obra. En este caso, aparecen una serie de novedades que creo que son de interés para el sector. Aparece el concepto de unidades de ejecución complejas o atípicas, donde el empleo de medios singulares las aparta de una construcción estandarizada. También aparece, por vez primera, el concepto de unidades determinantes, que van a ser las que soporten la mayor parte del importe del presupuesto de una obra. Pues bien, en estos dos casos, se obliga a una justificación expresa y detallada de las unidades de obra. Solo para los casos del resto de unidades, se aporta la base de precios como un apoyo para la justificación de los precios, sin que tampoco deba considerarse como un objetivo de precio concreto a utilizar.
Un aspecto también importante ha sido dejar claros conceptos que se manejaban, con el paso del tiempo, de forma inadecuada. Un ejemplo es el Cuadro de Precios N.º 2, donde se prohíbe de forma expresa su desglose en las siguientes categorías genéricas: mano de obra, maquinaria, resto de obra, materiales y costes indirectos.
El documento presenta, también, una serie de anexos que complementan el procedimiento, en las que he participado especialmente en el Anexo 4:
Anexo 1: Convenios colectivos del sector de la construcción según provincias.
Anexo 2: Listado de precios básicos de los principales materiales.
Anexo 3: Justificación de precios de unidades de ejecución de obra. Ejemplos.
Anexo 4: Método simplificado de cálculo de producción de una máquina.
Anexo 5: Base de precios de apoyo de la D.G.C.
La redacción de este documento ha sido fruto del esfuerzo de un grupo de trabajo perteneciente a la Subdirección General de Proyectos y Obras de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Mi especial agradecimiento a la confianza depositada en mi persona por parte de su titular D. Fernando Pedrazo Majárrez. También se ha contado con el soporte del encargo a INECO, con la participación expresa de D. José Manuel Sáez Serrano, Dña. María del Consuelo Martín Galán y D. Javier Fernández Pedroche, entre otro personal. Igualmente, se ha contado con la participación en el grupo del trabajo del Comité de Construcción y la Comisión de Maquinaria de SEOPAN. Mi agradecimiento personal a todos ellos, pues su visión y aportes son de gran interés para el documento.
Por último, mi recomendación es que se lea con detenimiento el documento, pues existen modificaciones que deberían tenerse en cuenta a partir de este momento. Además, tal y como se ha establecido en estas reuniones, el objetivo es mejorar paulatinamente el documento en futuras ediciones. Por mi parte, este documento lo voy a poner a circular entre mis estudiantes en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos para su aplicación inmediata en TFGs y TFMs.
El andamio de borriquetas, también conocido como caballete de constructor, es una estructura de baja altura diseñada para facilitar trabajos interiores específicos en proyectos de construcción y reformas. Estas borriquetas, que deben su nombre a su forma característica, consisten en dos soportes sobre los cuales se colocan plataformas de trabajo, las cuales pueden ajustarse en altura o permanecer fijas según sea necesario. Se clasifica como un tipo de andamio ordinario debido a su facilidad de uso y generalmente es construido por los propios trabajadores en el sitio.
Este andamio consiste en una plataforma de trabajo con un ancho mínimo de 60 cm, que se sostiene mediante elementos metálicos como caballetes o borriquetas, aunque serán de 80 cm cuando se depositen materiales o herramientas. La estabilidad de este andamio es crucial, y su empleo no debe superar alturas de 6 m. Para alturas superiores a 3 m, es necesario asegurarlo mediante arriostramiento. La distancia máxima permitida entre los puntos de apoyo es de 3,5 m, y en casos de riesgo de caída, se debe instalar una barandilla de seguridad. La plataforma sobrepasará los apoyos un mínimo de 10 cm y un máximo de 20 cm.
Existen dos tipos de andamios de borriquetas, dependiendo de la altura a la que se desee trabajar:
Andamios de borriquetas sin arriostramientos. Estos se utilizan para alturas de hasta 3 m. Dentro de esta categoría, se pueden distinguir dos subtipos:
Caballete o asnilla: Se usan en obras con requisitos mínimos de altura. Deberán tener un sistema antiabertura (Figura 2).
Borriqueta vertical: Estos andamios cuentan con soportes de escalera que tienen pies de sustentación, lo que permite ajustar la altura de la plataforma deslizando los tablones. Los modelos metálicos suelen tener un travesaño intermedio móvil o son telescópicos, lo que proporciona una mayor flexibilidad en la graduación de la altura de trabajo. Esto es importante, ya que a menudo es necesario trabajar a diferentes alturas de forma segura. Para alcanzar alturas mayores, se emplean bastidores metálicos diseñados específicamente para ensamblarlos.
Andamios de borriquetas armadas de bastidores móviles arriostrados. Estos andamios incluyen refuerzos con riostras y se emplean cuando se necesita trabajar a alturas de hasta 6 m, pero nunca superiores.
Composición del andamio de borriquetas
El andamio de borriquetas se compone principalmente de soportes, plataformas de trabajo y elementos de arriostramiento.
Soporte
El elemento de apoyo de la plataforma puede estar hecho de madera o metal. Se recomienda preferentemente el uso de elementos metálicos, aunque la legislación actual no prohíbe el uso de soportes de madera. En el caso de optar por madera, es esencial que esta esté en buenas condiciones, con una unión sólida y sin deformaciones, oscilaciones o roturas que puedan causar riesgos por fallos, roturas espontáneas o movimientos inseguros. Cuando el piso del andamio no sea una plataforma metálica prefabricada, estará constituido preferentemente por tablones de 7,5 cm de espesor, y no menos de 4 cm. Tampoco deben darse discontinuidades o huecos que puedan hacer tropezar.
Los soportes utilizados pueden ser caballetes, asnillas en forma de “V” invertida o borriquetas verticales. Las borriquetas verticales móviles tienen la ventaja de alcanzar alturas mayores, ya que se pueden ajustar mediante un travesaño intermedio móvil o telescópico.
Cuando se empleen borriquetas de caballete metálicas, estas pueden ser fijas o plegables. En el caso de las fijas, deben contar con travesaños adecuados para garantizar su estabilidad. Si se trata de caballetes plegables, es necesario que dispongan de cadenillas limitadoras para asegurar que no se abran más de lo permitido y mantener en todo momento su estabilidad.
En todas las circunstancias, es esencial que los soportes se instalen de manera completamente nivelada para prevenir cualquier riesgo asociado a trabajos en superficies inclinadas.
La distancia máxima recomendada entre dos borriquetas debe ajustarse en función del grosor y la rigidez de los tablones de la plataforma de trabajo, así como de las cargas previstas. Como regla general, esta distancia entre apoyos no debe exceder los 3,50 m cuando se utilizan tablones con un grosor de 5 cm.
Es fundamental utilizar los soportes adecuados mencionados anteriormente. En ningún caso se debe apoyar la plataforma de trabajo sobre materiales de construcción como bovedillas, bidones u otros elementos auxiliares que no estén especificados para este propósito.
Plataforma de trabajo
La plataforma de trabajo debe estar fabricada con madera de alta calidad, sin defectos ni nudos visibles, y debe mantenerse siempre limpia para que cualquier posible defecto derivado de su uso sea fácilmente identificable. Además, se requiere que tenga una anchura mínima de 60 cm.
Los tablones que componen esta plataforma deben tener un grosor mínimo de 5 cm, aunque se recomienda utilizar tablones de 7 cm de espesor para asegurar la resistencia adecuada para su propósito. Estos tablones deben estar dispuestos de manera que se ajusten perfectamente unos con otros, evitando huecos o discontinuidades, y deben estar firmemente sujetos al soporte para prevenir balanceos, deslizamientos u otros movimientos no deseados.
La plataforma de trabajo no debe sobresalir en voladizo más allá de los apoyos, a menos que sea estrictamente necesario para fijarla a las borriquetas, caballetes u otros elementos de apoyo. En este sentido, se recomienda que el voladizo máximo no exceda los 20 cm en ambos lados y que sea de al menos 10 cm.
Crucetas o arriostramientos
Las crucetas cumplen la función de conferir rigidez y monolitismo al conjunto del andamio, y se conectan a los soportes mediante los sistemas de anclaje incorporados en estos. Como mencionamos previamente, en el caso de utilizar andamios de borriquetas a alturas que oscilen entre 3 y 6 m, es imperativo contar con los arriostramientos apropiados. Estos arriostramientos tomarán la forma de crucetas de madera o metálicas, específicamente del tipo “Cruz de San Andrés”, las cuales deben ser instaladas en ambos lados del andamio.
Barandillas
Cuando las plataformas de trabajo se encuentren a una altura superior a 2 m o estén ubicadas en áreas que, aunque no superen esta altura en relación con el suelo de apoyo, presenten un riesgo de caída exterior de más de dos metros debido a su posición (como galerías o voladizos), es imprescindible instalar barandillas adecuadas alrededor de todo su perímetro. Estas barandillas deben tener una altura mínima de 90 cm y deben contar con un pasamanos, un listón intermedio y un rodapié, con una resistencia mínima del conjunto de 150 kg por metro lineal.
Las barandillas deben instalarse directamente en el andamio cuando la altura de la plataforma respecto al suelo sea superior a 2 m, siempre y cuando se asegure la estabilidad total del conjunto en caso de apoyo accidental sobre la barandilla. Sin embargo, si la plataforma se encuentra a una altura relativamente baja, pero en una zona elevada que no garantice la estabilidad del conjunto, se deben utilizar barandillas adicionales colocadas en el exterior, así como mallas o redes entre los niveles para proporcionar la protección necesaria.
Normas generales de seguridad
Al utilizar andamios de borriquetas en obras de construcción, es esencial seguir medidas preventivas para garantizar un uso adecuado y seguro de esta herramienta. A continuación, se presentan una serie de consejos a tener en cuenta al trabajar con este tipo de andamio:
No sobrecargue las plataformas de trabajo: Las plataformas deben contener solo el material necesario para la continuación de los trabajos y distribuirlo de manera uniforme para evitar cargas puntuales que puedan debilitar la resistencia de la estructura.
No agregue elementos adicionales a la estructura: Está prohibido añadir elementos extra al andamio para llevar a cabo tareas diferentes. Además, no coloque andamios de borriquetas sobre otros andamios de borriquetas, ya que estos están diseñados principalmente para trabajos de menor envergadura.
Asegure la estabilidad del equipo: Es esencial montar el andamio sobre una superficie nivelada, plana y sin obstrucciones para garantizar su estabilidad. No utilice elementos como bovedillas, bloques o bidones como soporte.
Evite movimientos peligrosos: Tome medidas para prevenir cualquier posibilidad de inclinación o movimientos peligrosos del andamio durante su uso.
Seleccione tablones adecuados: No utilice tablones con nudos o imperfecciones y evite aplicar pintura sobre ellos.
No monte andamios de borriquetas sobre andamios colgados: No emplee andamios de borriquetas, ya sea total o parcialmente, sobre estructuras colgadas.
Utilice protección personal: Cuando las condiciones de la obra lo requieran, use equipos de protección personal, como barandillas y arneses individuales, especialmente en áreas como patios, bordes de forjado o cerca de ventanas.
Estas precauciones ayudarán a garantizar un entorno de trabajo seguro y eficiente al utilizar andamios de borriquetas en proyectos de construcción.
Aquí tenéis algún vídeo sobre este tipo de andamios (trestle scaffold, en inglés).
Os dejo a continuación el documento NTP 202 sobre andamios de borriquetas, del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo.
La norma UNE 76501:1987 define una estructura auxiliar y desmontable como aquella que “sirve para ayudar a una obra o para una utilización pública provisional y cuya construcción puede deshacerse total o parcialmente sin inutilizar sus elementos”. Estos elementos se pueden clasificar atendiendo a su función, su naturaleza, por sus elementos constituyentes (simples y prefabricados) o por su sistema de sustentación.
La Figura 2 presenta una clasificación de las estructuras auxiliares y desmontables según la aplicación a la que están destinados. Se distinguen los andamios de obra o de utilización pública, las cimbras y apeos, los apuntalamientos y entibaciones, las estructuras para cerramientos cubiertos y otras estructuras diversas.
Los andamios de trabajo son andamios de obra diseñados para soportar a operarios, herramientas y los materiales necesarios en la construcción. El andamio de servicio tiene como objetivo facilitar el tránsito de operarios y materiales a diferentes áreas de construcción, así como el acceso a niveles de trabajo a diferentes alturas. Las cimbras y los apeos son estructuras temporales que sostienen un elemento estructural mientras se está construyendo, hasta que alcance la resistencia necesaria. El apuntalamiento se utiliza para brindar soporte adicional o reforzar una estructura ya construida. La entibación sostiene las excavaciones que presentan riesgo de colapso, como zanjas o túneles. También entran dentro de las estructuras auxiliares y desmontables las estructuras para cerramientos cubiertos, diseñadas para alojar personas, materiales o instalaciones, como pabellones o barracones, proporcionando un espacio cubierto, y estructuras diversas como pantallas de publicidad, torres para antenas y similares.
En la Figura 3, se muestra la clasificación de estas estructuras de acuerdo al material del cual están compuestas. Estos materiales son metálicos, fundamentalmente acero y aluminio, de madera o de otros materiales. No obstante, se pueden dar combinaciones de las anteriores, con lo cual se tendrían estructuras auxiliares “mixtas”.
Por sus elementos constituyentes, las estructuras auxiliares y desmontables se clasifican en simples y prefabricadas. Se consideran simples cuando están compuestas por elementos individuales, como tubos, grapas, elementos de unión y otras piezas necesarias para crear el conjunto. En cambio, se consideran prefabricadas cuando prevalecen los elementos compuestos que se ensamblan mediante diversos sistemas para formar la estructura deseada. Los elementos compuestos están formados a partir de piezas sueltas mediante uniones o dispositivos de unión fijados permanentemente, de forma que todas o algunas de las dimensiones de la estructura quedan determinadas previamente.
Finalmente, en la Figura 4 se muestra una clasificación adicional basada en su sistema de sustentación. Estas estructuras pueden ser apoyadas si descansan directamente sobre el terreno o sobre otra estructura, colgadas cuando están suspendidas de otra estructura sin cargar el suelo, y en voladizo si se extienden fuera del plano vertical de sus anclajes. En todos estos casos, estas estructuras pueden ser tanto fijas como móviles.
Os dejo un pequeño vídeo explicativo, que espero os sea de interés.
Referencias:
AENOR (1987). UNE 76501:1987. Estructuras auxiliares y desmontables. Clasificación y definición. Madrid.
La utilización de montones o pilas permite el almacenamiento de grandes cantidades al aire libre de graneles sólidos de manera económica. Estos espacios pueden ser completamente abiertos o parcialmente cubiertos. En términos generales, estas instalaciones suelen generar emisiones difusas debido a la erosión eólica y/o a la manipulación de los materiales. Por lo tanto, el almacenamiento al aire libre de graneles es apropiado para aquellos materiales que no se verán afectados por las condiciones meteorológicas.
El montón se crea al dejar caer el material desde una altura específica sobre una superficie plana, que puede o no contar con elementos de retención, como muros o paredes. La cantidad de material que puede contener el montón está determinada por diversos factores, siendo notables el área disponible, la altura y el método de descarga, el ángulo de reposo y el peso específico del material.
Las pilas cónicas se generan al mantener un punto de caída con forma cónica y constante. El material cae libremente para dar forma a un cono, cuyo diámetro se encuentra restringido por el ángulo de reposo del material y las dimensiones del espacio disponible. Estas pilas se originan o renuevan mediante el uso de una cinta transportadora fija o móviles giratorias. Para manejar los materiales que rodean el perímetro de la pila, se requieren equipos de carga frontal. Estas pilas se utilizan para almacenar concentrados de minerales, escoria, granos y otros materiales similares. Sin embargo, es importante destacar que debido a la considerable altura de caída de los materiales almacenados en las pilas cónicas, se generan grandes cantidades de polvo si no se cubren adecuadamente.
En lo que respecta a los equipos empleados en la construcción de estas pilas, los volquetes, como camiones y vagones basculantes, son los protagonistas. Cuando se trata de regenerar estas pilas, se utilizan dispositivos de carga posterior, como palas de puente-grúa, palas laterales y palas pórticas.
Los equipos basculantes permiten verter los graneles sólidos en la pila desde uno de los lados. Según los requisitos específicos, estos vehículos pueden estar equipados con una cinta basculante o una cinta transversal. Siguiendo el mismo principio, también es posible llenar directamente la pila desde el vagón situado por encima de ella. Las cintas transportadoras de descarga arrojan el material a granel sobre la pila en este proceso.
Esta pila cónica se podría vaciar por un punto central. En este caso, existe una capacidad viva o útil, que es una fracción de la capacidad total del cono. Este valor se calcula en función de los ángulos de reposo y de descarga (ver Figura 2).
A continuación se ofrece un nomograma, creado en colaboración con varios profesores, entre los que destaca Pedro Martínez Pagán. Espero que os sea de utilidad.
Referencias:
LÓPEZ JIMENO, C. et al. (2021). Manual de logística de sustancias minerales. Sistemas y equipos para el transporte y almacenamiento. Grupo de Proyectos de Ingeniería, E.T.S.I. Minas y Energía, Universidad Politécnica de Madrid, 537 pp.
En cualquier investigación estadística, se recopila información de un conjunto de elementos específicos. Una población se define como un conjunto completo de posibles individuos, especímenes, objetos o medidas de interés que se someten a un estudio para ampliar nuestro conocimiento sobre ellos. En el caso de poblaciones finitas y de tamaño reducido, es factible medir a todos los individuos para obtener un conocimiento preciso de sus características, también conocidas como parámetros. Por ejemplo, se podría analizar la proporción de productos defectuosos o calcular la media de alguna variable relacionada con los productos.
Por otro lado, cuando la población es infinita o muy numerosa, resulta impracticable o costoso medir a todos los individuos. En tales circunstancias, es necesario extraer una muestra representativa de la población y, basándonos en las características observadas en dicha muestra (conocidas como estadísticos), podemos realizar inferencias sobre los parámetros que describen a la población en su totalidad. De manera figurativa, podríamos comparar una muestra, que se supone representativa de una población, con lo que una maqueta representa respecto al edificio que retrata. La calidad de la muestra, al igual que la de la maqueta, dependerá del grado de representatividad que pueda ofrecer.
En términos generales, la inferencia estadística es el proceso de utilizar estadísticos de una muestra para hacer deducciones acerca de la distribución de probabilidad de una población. Si estas deducciones se efectúan sobre parámetros poblacionales, este proceso se denomina inferencia estadística paramétrica. Si las deducciones se hacen sobre la distribución de probabilidad completa, sin hacer referencia a parámetros específicos, se le llama inferencia estadística no paramétrica.
Dentro del ámbito industrial, las poblaciones de interés abarcan una amplia gama de elementos, que incluyen materiales, productos terminados, partes o componentes, así como procesos, entre otros. En muchas ocasiones, estas poblaciones se caracterizan por ser infinitas o de gran magnitud. Por ejemplo, en la elaboración del hormigón en una planta, resulta inviable, o al menos poco práctico, medir la resistencia a la compresión simple de cada una de las muestras que podrían obtenerse en una amasada. Incluso en situaciones donde la producción no sea masiva, es recomendable pensar en el proceso como si fuera una población infinita o de gran escala, dado que la producción puede continuar sin interrupciones, es decir, no existe un último artículo mientras la empresa siga en funcionamiento. Un ejemplo sería la fabricación de bloques de hormigón en una empresa de prefabricados. En tales circunstancias, los procesos se evalúan mediante muestras de productos extraídas en algún punto específico del proceso.
Un punto crucial a considerar es la obtención de muestras que sean verdaderamente representativas, es decir, que capturen de manera adecuada los aspectos clave que se desean analizar en la población. Para lograr esta representatividad, resulta esencial diseñar un proceso de muestreo aleatorio de manera apropiada. En este tipo de muestreo, se evita cualquier tipo de sesgo que pudiera favorecer la inclusión de elementos particulares, asegurando que todos los elementos de la población tengan las mismas oportunidades de formar parte de la muestra.
Existen varias técnicas de muestreo aleatorio, como el muestreo simple, el muestreo estratificado, el muestreo sistemático y el muestreo por conglomerados. Cada una de estas metodologías se adapta a los objetivos específicos del estudio, así como a las circunstancias y características particulares de la población, garantizando de esta manera que las muestras obtenidas sean verdaderamente representativas.
No obstante, en la práctica, la hipótesis de un muestreo aleatorio suele quedar lejos de cumplirse al lidiar con datos del mundo real. Un ejemplo ilustrativo son los registros de la temperatura diaria. En estos registros, los días calurosos tienden a agruparse, lo que significa que los valores elevados tienden a seguir a otros valores elevados. A este fenómeno se le denomina autocorrelación, y por ende, estos datos no pueden considerarse como el resultado de extracciones aleatorias. La validez de la hipótesis de muestreo aleatorio desempeña un papel fundamental tanto en el análisis como en el diseño de experimentos científicos o en el ámbito del control de la calidad.
La importancia de la aleatoriedad se destaca de manera clara en situaciones cotidianas. Por ejemplo, al seleccionar una muestra de ladrillos de un palet, si optamos por los que se encuentran en la parte superior, podríamos introducir un sesgo en nuestros resultados. Es lamentable que en muchos trabajos estadísticos, la hipótesis de muestreo aleatorio se trate como si fuera una característica inherente de los datos naturales. En realidad, cuando trabajamos con datos reales, la aleatoriedad no es una propiedad en la que podamos confiar de manera absoluta. Sin embargo, con las precauciones adecuadas en el diseño experimental o en la toma de muestras de un control estadístico de la calidad, esta suposición puede seguir siendo relevante y útil.
Os dejo a continuación un vídeo explicativo, que espero os sea de interés.
En un artículo anterior describimos la metaheurística conocida como “Recocido simulado” o “Cristalización simulada”, que en inglés se conoce como “Simulated Annealing”. Para los que no estéis familiarizados con la optimización, os dejo en este enlace una descripción de lo que son las metaheurísticas.
En la década de 1980, Kirkpatrick et al. (1983), mientras trabajaban en el diseño de circuitos electrónicos, y de manera independiente, Cerny (1985), investigando el problema del TSP (Traveling Salesman Problem), consideraron la aplicación del algoritmo de Metrópolis en algunos de los desafíos de optimización combinatoria que surgen en este tipo de diseño. Para lograrlo, creyeron que era posible establecer una analogía entre los parámetros presentes en la simulación termodinámica y aquellos que se encuentran en los métodos de optimización local. En la Figura 2 se puede ver dicha analogía.
Como se puede observar, en el ámbito de la optimización, el concepto físico de temperatura no tiene un significado literal, sino que debe ser considerado como un parámetro, T, que necesita ser ajustado. De esta manera, podemos encontrar similitudes entre los procesos que tienen lugar cuando las moléculas de una sustancia se distribuyen en diferentes niveles energéticos en busca de un equilibrio a una temperatura específica y los procesos de minimización en la optimización local (o, en el caso de maximización, de manera similar).
En el primer caso, con una temperatura fija, la distribución de las partículas sigue la distribución de Boltzmann. Por lo tanto, cuando una molécula se desplaza, su movimiento será aceptado en la simulación si esto resulta en una disminución de la energía, o con una probabilidad proporcional al factor de Boltzmann si no es así. En el contexto de la optimización, al fijar el parámetro T, introducimos una perturbación y aceptamos directamente la nueva solución si su costo disminuye, o bien con una probabilidad proporcional al “factor de Boltzmann” en caso contrario.
La clave del recocido simulado es su estrategia heurística de búsqueda local. La elección del nuevo elemento del entorno, N(s), se hace de manera aleatoria, lo que puede llevar a quedar atrapado en óptimos locales. Para evitar esto, el recocido simulado permite, con una probabilidad decreciente a medida que nos acercamos a la solución óptima, el movimiento hacia soluciones peores. Al analizar el factor de Boltzmann en función de la temperatura, observamos que a medida que esta disminuye, la probabilidad de aceptar una solución peor disminuye rápidamente.
En consecuencia, la estrategia a seguir en el recocido simulado implica comenzar con una temperatura alta. Esto permite la posibilidad de aceptar soluciones peores en las primeras etapas, cuando estamos a gran distancia del óptimo global. A medida que se avanza hacia el óptimo global, se reducirá gradualmente la temperatura, disminuyendo así la probabilidad de aceptar soluciones peores. El nombre de este algoritmo proviene del proceso metalúrgico de “recocido” utilizado, por ejemplo, para eliminar las tensiones internas en el acero laminado en frío. En este proceso, el material se somete a un calentamiento rápido y luego se enfría de manera lenta y controlada durante horas.
A continuación os dejo un nomograma, elaborado junto con los profesores Trevor Blight y Pedro Martínez Pagán, para calcular la probabilidad en función de la temperatura y de δ. Aquí también resulta sencillo comprobar cómo varía dicha probabilidad en función de los valores anteriores.
Os dejo también un vídeo explicativo:
Referencias
CERNY, V. (1985). Thermodynamical approach to the traveling salesman problem: an efficient simulated algorithm. Journal of Optimization Theory and Applications, 45: 41-51.
DÍAZ, A. et al. (1996). Optimización heurística y redes neuronales en dirección de operaciones e ingeniería. Editorial Paraninfo, Madrid, 235 pp.
LUNDY, M.; MEES, A. (1986). Convergence of an Annealing Algorithm. Mathematical programming, 34:111-124.
METROPOLIS, N.; ROSENBLUTH, A.W.; ROSENBLUTH, M.N.; TELLER, A.H.; TELER, E. (1953). Equation of State Calculation by Fast Computing Machines. Journal of Chemical Physics, 21:1087-1092.
GONZÁLEZ-VIDOSA-VIDOSA, F.; YEPES, V.; ALCALÁ, J.; CARRERA, M.; PEREA, C.; PAYÁ-ZAFORTEZA, I. (2008) Optimization of Reinforced Concrete Structures by Simulated Annealing. TAN, C.M. (ed): Simulated Annealing. I-Tech Education and Publishing, Vienna, pp. 307-320. (link)