¿Cuántas obras puede atender un jefe de grupo? ¿Y cuántos tajos un encargado?

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Si a un jefe de grupo experimentado le preguntamos cuántas obras puede llevar simultáneamente, vamos a obtener respuestas de todo tipo. Dirá que es función del tipo de obra, de la experiencia de los equipos que trabajan en cada una de ellas, de los costes y de los plazos. Incluso te contestaría que depende de su capacidad de aguante y de las horas que le dedique a esta tarea. La misma pregunta se podría plantear en el caso de un encargado de obra y el número de tajos que puede supervisar sin que la obra llegue a ser un caos.

Se trata de un problema complejo, incluso algunos dirían que subjetivo. Sin embargo, quisiera aportar un pequeño esquema conceptual donde se puede realizar una aproximación al problema teniendo en cuenta la necesidad de supervisión de cada obra, del número de horas que se trabajan diariamente, de la producción de cada tajo y de los costes económicos que implica la dirección de los equipos. Veamos entonces cómo plantearlo.

En ocasiones es necesario prestar servicio a un equipo que se queda fuera de servicio de forma imprevista y aleatoria. En estos casos no se conoce cuándo se debe proporcionar servicio o cuánto tiempo dura el servicio a dicho equipo. Debemos utilizar las leyes de probabilidad para determinar el número de unidades de servicio de apoyo que deben estar disponibles para evitar esperas innecesarias.

Una aproximación de la probabilidad de que 0, 1, 2, …., n equipos se queden fuera de servicio se puede estimar con la distribución binomial. De esta forma, la probabilidad de que se queden m equipos fuera de servicio de un conjunto de n, siendo p la probabilidad de estar fuera de servicio y q = 1 – p, la de que estén en operación, sería la siguiente:

De esta forma, se puede determinar el porcentaje del tiempo en las que algunos equipos van a permanecer fuera de servicio y el tiempo perdido resultante.

Para aclarar estos conceptos, os resuelvo un problema donde se trata de averiguar si es rentable, para un caso determinado, contratar a más encargados de obra para conseguir que un conjunto de equipos de encofradores se encuentren trabajando lo máximo posible. Este es uno de los casos estudiados en el “Curso de gestión de costes y producción de la maquinaria empleada en la construcción”. Espero que os sea de interés.

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Referencias:

YEPES, V. (2022). Gestión de costes y producción de maquinaria de construcción. Colección Manual de Referencia, serie Ingeniería Civil. Editorial Universitat Politècnica de València, 243 pp. Ref. 442.

YEPES, V. (2023). Maquinaria y procedimientos de construcción. Problemas resueltos. Colección Académica. Editorial Universitat Politècnica de València, 562 pp. Ref. 376. ISBN 978-84-1396-174-3

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El valor social que aporta la ingeniería civil

Entre los buenos momentos de la inauguración de la XXV Semana de la Ingeniería Civil y el Medio Ambiente 2019 #SICMA ayer estuvo la proyección, durante la presentación realizada por el Vicerrector de alumnado, cultura y deportes, José Luis Cueto, de este vídeo que nos dejó sin palabras: “He construido un puente”.

Se trata de una escena de la película Margin Call, en la que un responsable, entre otros, de la gran caída del sistema financiero mundial, un broker, tras ser despedido se plantea lo absurdo del trabajo que ha estado realizando, comparándolo con un trabajo anterior, de ingeniero con el que en lugar de hundir en la miseria a las personas, las ayudó a ahorrar tiempo en sus vidas.

Creo que vale la pena ver estos casi dos minutos impagables.

 

 

 

¿Quién inventó el nombre de ingeniero civil?

John Smeaton, con el faro de Eddystone en el fondo

La ingeniería era ya milenaria cuando se intentó definirla, nació antes que la ciencia y la tecnología y puede decirse que es casi tan antigua como el hombre mismo. Obviamente, esta noción de lo que es un ingeniero se sale de los estrechos marcos de las concepciones actuales. No se pretenderá que los ingenieros primigenios fueran científicos y mucho menos que conocieran la tecnología, eran simplemente ingenieros. Por ello ingeniero no es quien tiene el título, es quien ejerce la ingeniería, la profesión que concreta los sueños y construye los ingenios de todo tipo, tan sencillos como la rueda, entendiendo como ingenio, ya sea una máquina o artificio de guerra o bien un artilugio que se fabrica con entendimiento y facilita la labor humana, que de otra manera demandaría grandes esfuerzos. En realidad, la palabra ingeniero apareció en la Edad Media para designar a los constructores de ingenios, aunque junto con el sacerdocio y la milicia, la ingeniería fue una de las primeras profesiones en aparecer. Es decir, la profesión de ingeniero existió muchos siglos antes de que se le diera ese nombre.

La ingeniería no ha podido ser definida satisfactoriamente en una sola frase. En 1820, el arquitecto británico Thomas Tredgold presidente de la Institution of Civil Engineers, fue probablemente el primero que hizo un intento: la llamó “el arte de dirigir las grandes fuerzas de la naturaleza y usarlas para beneficio del hombre”. Para esa época la definición era apropiada, pues, no se había consolidado aún el papel de la ciencia y la tecnología en el quehacer ingenieril.

La ingeniería se define en el documento “Formation des Ingenierus et environement” patrocinado por la UNESCO como “la profesión que consiste fundamentalmente en crear, modificar y valorar el entorno de hombre para satisfacer sus necesidades”. Bajo este punto de vista, el ingeniero debe abordar una amplia gama de aspectos adicionales como la economía, el medio ambiente, la legalidad, la innovación o la creatividad; todas ellas conducentes a optimizar los recursos disponibles para la obtención de un determinado bien social genérico. La Federación Europea de Asociaciones de Ingeniería define al ingeniero como “una persona que ha adquirido y sabe utilizar conocimientos científicos, técnicos y cualesquiera otros necesarios que le capacitan para crear, operar y mantener sistemas eficaces, estructuras, instalaciones o procesos y para contribuir al progreso de la ingeniería mediante la investigación y el desarrollo” (www.iies.es/publicaciones/informe2003).

Aunque en sus inicios la ingeniería nació como evolución de los oficios artesanos, es decir, basada exclusivamente en la experiencia, la aparición de un mundo caracterizado por la gran velocidad de cambio y la fuerte evolución de interdependencia con los conocimientos científicos, ha hecho que esta disciplina tome un gran auge en el mundo moderno.

Sin embargo, hubo una época bastante extensa donde la arquitectura y la ingeniería la desempeñaban maestros o técnicos que podríamos considerar como “arquitectos”. Con el paso del tiempo, al complicarse la construcción y diversificarse las técnicas, los papeles del arquitecto y del ingeniero quedaron totalmente diferenciados.

El “ingeniero civil”, como tal, se puede decir que aparece en Inglaterra con John Smeaton, quien en 1750 acuña el nombre, quizá para diferenciarlo del “ingeniero militar”, sin darse cuenta de que ingenieros civiles eran también los de minas, los metalúrgicos, etcétera, existentes ya en aquellas épocas. Los franceses emplearon, a partir del siglo XVIII, el nombre de Ingenieros de Puentes y Caminos. En España, desde principios del siglo XIX, la denominación fue la de Ingeniero de Caminos y Canales (posteriormente Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos); no obstante, la ingeniería no militar se diferenciaba en “caminos y canales” y “minas”, al igual que en Francia.  Se debió esperar hasta la mitad del siglo XIX, para que en España apareciera la figura de Ayudante de Obras Públicas, que, con el paso del tiempo, se transformó en Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Todavía un siglo después, los ingenieros civiles definían su profesión como “el arte de la aplicación práctica del conocimiento científico y empírico al diseño y producción o realización de varios tipos de proyectos constructivos, máquinas y materiales de uso o valor para el hombre”.

Los ámbitos de actuación de los ingenieros civiles fueron, con el tiempo, desmembrándose en diversas ramas, que dieron lugar a distintas especialidades como la ingeniería agronómica, de montes, mecánica, química, eléctrica, industrial, electrónica, de telecomunicaciones, informática, aeronáutica y naval.

El ingeniero civil se responsabiliza de la planificación, diseño y construcción de las infraestructuras. Esto incluye las redes de transporte, la gestión del agua, la protección del medio ambiente, el urbanismo, etcétera. Los resultados más visibles son las grandes estructuras como autopistas, puentes o presas. En estos casos, se combinan especialidades tales como la ingeniería de estructuras, la ingeniería geotécnica y la edificación. Otro ámbito de gran importancia es el diseño y operación de plantas de tratamientos de agua, no solo domésticas sino también de desechos industriales. Este campo se amplía a instalaciones de depuración de todo tipo de residuos (ingeniería del medio ambiente). La ingeniería de sistemas de transporte incluye no solo autopistas, ferrocarriles y otros sistemas de transporte rápido, sino también la construcción y gestión de puertos, aeropuertos, vías acuáticas, etc. Dentro de la ingeniería de obras civiles se incluye una especialidad dedicada al diseño de sistemas de transporte de agua y a la gestión de recursos hidráulicos. Por último, dentro de la ingeniería civil, también figuran los aspectos relacionados con la ordenación del territorio y del urbanismo.

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Estudio comparativo de empleabilidad entre alumnos franceses y españoles en ingeniería civil

Las recientes reformas emprendidas en el sistema de educación superior de los países europeos a través del proceso de Bolonia pretenden asegurar la equiparación entre los títulos de grado. Una ventaja de este proceso es facilitar la movilidad de los profesionales entre los países europeos. Esto es especialmente importante en el escenario económico actual, en el que los jóvenes profesionales se encuentran con dificultades para iniciar su carrera profesional. A la luz de esta situación, este trabajo pretende identificar y comparar las dificultades percibidas por los estudiantes de ingeniería civil para entrar en el mercado laboral. Los datos para este estudio se recogieron de una encuesta realizada a 469 estudiantes españoles y franceses matriculados en títulos de grado en ingeniería civil. Un análisis estadístico de componentes principales redujo a seis las barreras percibidas por los estudiantes para entrar en el mercado de trabajo: la política económica del gobierno, barreras específicas en los estudios, el exceso de graduados, la estructura y las características del mercado de trabajo, la globalización de las brechas de trabajo y la formación . El análisis de varianza encontraron diferencias estadísticamente significativas en la percepción de estas barreras entre los estudiantes españoles y los franceses. Los estudiantes españoles dieron más importancia a las barreras externas y globales tales como las políticas del gobierno y la estructura del mercado de trabajo. Los estudiantes franceses se centraron en las barreras específicas, como las lagunas de formación y los obstáculos internos intrínsecos relacionados, entre otros, a su preferencia por puestos de trabajo sólo bien remunerados.

Referencia:

TORRES-MACHÍ, C.; DAHAN, A.; YEPES, V.; PELLICER, E. (2015). Comparative study of employability between Spanish and French Students in Civil Engineering. 9th International Technology, Education and Development Conference INTED 2015, Madrid, 2nd-4th of March, 2015, pp. 5060-5067. ISBN: 978-84-606-5763-7.