En este artículo tratamos con aspectos relacionados con la precisión y la exactitud que deben tener las magnitudes que manejamos los ingenieros. A veces se confunden estos conceptos y otras no tenemos claro qué es un error. Vamos, pues, a dar unas pequeñas definiciones y enlaces que permitan divulgar estas ideas.
Se puede definir la Metrología como la ciencia de la medida. Esta ciencia comprende la totalidad de los métodos sistemáticos de los que nos servimos para cuantificar características de calidad.
Medir es comparar una cantidad con su respectiva unidad, con el fin de determinar cuántas veces la primera contiene a la segunda.
Los procedimientos de medida de una magnitud física consisten en la caracterización del estado o intensidad de la misma, de manera repetible y suficientemente precisa, mediante un valor que permite elevarlo por encima de la mera percepción subjetiva.
Un aparato de medida es cualquier instrumento capaz de facilitar indicaciones dentro de su campo de medida y división de escala, cuando se aplica sobre mesurando concretos.
Pero, ¿qué es el error de medición?
Cualquier medición de una magnitud difiere respecto al valor real, produciéndose una serie de errores que se pueden clasificar en función de las distintas fuentes donde se producen. El error experimental siempre va a existir y depende básicamente del procedimiento elegido y la tecnología disponible para realizar la medición.
El error de exactitud es la desviación existente entre la media de los valores observados y el valor real. Es un error sistemático que puede ser positivo o negativo, equivaliendo al valor que hay que corregir para calibrar el equipo, o sea ajustarlo a su valor verdadero.
El error de precisión se calcula partiendo de la realización de un número de mediciones en una misma pieza o patrón, las cuales variarán entre ellas, siendo por tanto este error de tipo aleatorio. Esta dispersión es inherente a todos los equipos de medida, debido a las holguras de sus mecanismos, variaciones en la fuente de alimentación de un circuito eléctrico, etc. Se suele dar en función de la desviación típica, por lo cual se necesita efectuar un mínimo de mediciones para que tenga un nivel de confianza.
Una vez efectuadas las correcciones de exactitud, las medidas se deben dar con su incertidumbre, es decir, con el margen probable de error dentro de cuyos límites se estima que se encuentra el valor exacto. Según el acuerdo adoptado por EAL (European cooperation for Accreditation of Laboratories), se ha decidido emplear un intervalo de incertidumbre de dos desviaciones típicas, que en el caso de una distribución normal corresponde a un nivel de confianza del 95,44%.
Los errores pueden tener diversas fuentes que pueden ser conocidas, tales como la influencia del operador, la variación entre operadores, las diferencias entre las piezas a medir, variación del equipo de medición y del método seguido, e incluso la variación entre laboratorios. Las medidas observadas son resultado de todas las variaciones.
El error total puede calcularse en función de los tipos de errores que influyen en la medición. Si los errores son independiendientes entre sí, la varianza del error combinado será la suma de las varianzas de las variables de los errores parciales. Si hay influencia entre ellos, habría que añadir sumandos teniendo en cuenta los coeficientes de correlación correspondientes.
Para entender estos conceptos y otros relacionados como el de fiabilidad y validez de los datos, os dejo el siguiente vídeo de la Universidad de Murcia. Espero que os guste.
¿Alguna vez os habéis preguntado cómo se almacena el conocimiento científico hoy en día? Pues sí, se trata de los ARTÍCULOS CIENTÍFICOS. No siempre se ha hecho así, baste recordar las grandes bibliotecas como la de Alejandría, los manuscritos copiados una y otra vez por escribas y monjes, las cartas entre científicos, etc. Sin embargo, son las revistas y los artículos científicos los que hoy en día se consideran como custodios del acervo científico actual.
Pero, ¿qué es un artículo científico? Se trata de un informe escrito que comunica, por primera vez, los resultados de una investigación. No es nada fácil escribir un artículo de este tipo, puesto que requiere de una rigurosidad, claridad, precisión y concisión muy elevadas. Además, antes de publicarse un artículo científico en una revista de alto impacto científico, este artículo se ve sometido a una rigurosa revisión por otros especialistas en el tema tratado (revisión por pares). Se podría decir que una investigación termina realmente cuando el público especializado tiene acceso a un artículo publicado en una revista científica.
¿Cómo podemos leer o escribir un artículo científico? ¿Por qué es importante escribirlo? ¿Qué estructura tiene?
Para poder contestar brevemente alguna de estas preguntas, vamos a difundir un par de videos explicativos sobre el tema, a sabiendas que nos quedaremos cortos y que en internet existen múltiples enlaces de gran calidad que nos pueden ayudar. También resulta de gran utilidad leer con detenimiento las instrucciones que las propias revistas exigen a sus autores para garantizar un mínimo de calidad en el estilo. No olvidemos que una buena investigación puede quedarse sin publicar si no somos capaces de transmitir bien lo que queremos decir.
Os paso una plantilla para detectar los errores más frecuentes en los que podemos caer al redactar un artículo científico:
TÍTULO
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Sintaxis equívoca
Uso de términos ambiguos o vagos
Uso de jerga o jerigonza
Uso de abreviaturas y siglas
Falta de brevedad
Título telegráfico o inespecífico
Exceso de preposiciones y artículos
Uso de subtítulos innecesarios
Uso de palabras repetitivas o vacías
Otro tipo de errores detectados
AUTORES
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Nombre incompleto, con iniciales que llevan a la confusión
Incluye grados académicos o posiciones jerárquicas en la burocracia institucional
No incluye la institución donde se llevó a cabo la investigación
No figura la dirección postal exacta de cada institución
Cuando hay varios autores, no figura el autor responsable de la correspondencia con la revista
Otros errores
RESUMEN
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
No existe el resumen
No se puede entender el resumen por sí mismo, sin el contenido del resto del artículo
No incluye los objetivos
No incluye los materiales y métodos
No se incluyen los resultados más relevantes
Incluye información irrelevante
Incluye conclusiones no mencionadas en el texto
Carece de precisión o concisión
No está ordenado adecuadamente
Otros errores
PALABRAS CLAVE
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Selección de palabras que no son “clave”
Excesivo número de palabras (más de 10)
Escaso número de palabras (menos de 3)
Términos inespecíficos o ambiguos
Uso de abreviaturas
Uso de preposiciones
Otros errores
INTRODUCCIÓN
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Inexactitud en la identificación del problema general
Imprecisión en la definición del problema de investigación
Ausencia de un marco de referencia conceptual
Ausencia o insuficiencia de respaldo bibliográfico
Objetivos demasiados generales, vagos o ambiguos
Supuestos básicos no explícitos
Variables no identificadas
Exclusión de las definiciones de términos principales
Hipótesis mal formuladas
Limitaciones del estudio no explícitas
Falta de enlace con el resto del artículo, explicando su estructura
Otros errores
MATERIALES Y MÉTODOS (este apartado va a depender del tipo de artículo)
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Metodología inapropiada para el objetivo de la investigación
Metodología en desacuerdo con el nivel actual de conocimientos sobre el problema
Imprecisión en la descripción del método de muestreo
Imprecisión en la descripción de los materiales, aparatos, etc.
Imprecisión en la descripción de la metodología
Supuestos básicos de la investigación no explícitos
Falta de orden lógico
Imposibilidad de repetibilidad de la investigación
Otros errores
RESULTADOS
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Incluir información no pertinente a los objetivos del estudio
Confundir hechos con opiniones
Presentación de los hallazgos sin secuencia lógica
Falta de tratamiento estadístico, o bien es inapropiado o no se entiende
Información insuficiente para justificar las conclusiones
Medios de presentación (tablas, gráficos, etc.) inadecuados o poco claros para justificar las conclusiones
Los cuadros y gráficos carecen de legibilidad y de comprensibilidad
Los cuadros y gráficos repiten información ya expuesta en el texto
Los cuadros y gráficos se utilizan de forma indiscriminada, inadecuada e innecesaria
Los gráficos incluyen muchas series estadísticas juntas o con muchas categorías, lo que dificulta el dibujo e interpretación
Los gráficos se presentan incompletos. Falta de información sobre título, número, escalas, fuente y simbología
Los gráficos son inadecuados, complejos y de difícil interpretación
Exceso de cuadros, material gráfico
Otros errores
DISCUSIÓN
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Repetir los resultados
No confrontar los resultados
Reformular los puntos ya tratados
Polemizar de forma trivial
Hacer comparaciones teóricas sin fundamento
Hacer conjeturas sin identificarlas como tales y sin relacionarlas estrecha y lógicamente con la información empírica o teórica disponible
Otros errores
CONCLUSIONES
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
No hay conclusiones
Las conclusiones no se justifican por cuanto no se apoyan en los resultados
Las conclusiones no concuerdan con las preguntas de investigación formuladas en la introducción
Otros errores
AGRADECIMIENTOS
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Falta de concisión en la exposición del agradecimiento
Otros errores
REFERENCIAS
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
No se presentan referencias
Las referencias son exiguas
Las referencias son muy numerosas
Las referencias son obsoletas y muestran la desactualización del autor
Las referencias no están citadas en el texto o se citan equivocadamente
Las referencias se seleccionan sin cuidado y no son pertinentes
Los documentos que respaldan las referencias no son accesibles al lector
Las referencias citadas están incompletas
Se incluyen referencias no aceptables para la comunidad científica (reuniones no publicadas, documentos inéditos, comunicaciones personales, tesis no accesibles…)
Otros errores
APÉNDICES
TIPO DE ERROR
SI/NO
ANOTAR LA EVIDENCIA
Hacer caso omiso del apéndice e incluir información complementaria – no esencial- en el cuerpo del artículo
Empezamos una serie de artículos que van a tratar aspectos relacionados con el transporte, la logística, la distribución de mercancías, la investigación de las operaciones y, en definitiva, la toma de decisiones en las empresas. Como siempre, el objeto es divulgativo, abriendo puertas a la reflexión y no pretendiendo, ni mucho menos, abarcar todos los aspectos relativos a un tema determinado. Empezamos, pues.
El National Council of Physical Distribution Management definió, en 1979 (ver Ballou, 1991) la gestión de la distribución física como “todas aquellas actividades encaminadas a la planificación, implementación y control de un flujo creciente de materias primas, recursos de producción y productos finales desde el punto de origen al de consumo”. Entre estas tareas se encuentran el servicio al cliente, la previsión de la demanda, el control de inventarios, los servicios de reparación, el manejo de mercancías, el procesamiento de pedidos, la selección de la ubicación geográfica de las fábricas y los almacenes, las compras, el empaquetado de productos, el tratamiento de las mercancías devueltas, la recuperación y tratamiento de desperdicios, la distribución y el transporte, y el almacenamiento. Sin embargo, otros autores prefieren emplear el término de logística empresarial.
La importancia de la eficacia y la eficiencia de la gestión de la distribución adquiere su verdadera magnitud cuando se consideran los costes. Kotler (1991) indica que los principales elementos de los costes de la distribución física son el transporte (37%), el control de existencias (22%), el almacenamiento (21%) y otros como la recepción de órdenes, el servicio al cliente, la distribución y la administración (20%). El mismo autor cree, al igual que otros expertos, que pueden conseguirse ahorros sustanciales en el área de la distribución física, la cual ha sido descrita como “la última frontera para obtener economías en los costes” y “el continente oscuro de la economía”. Drucker (1962) describió las actividades logísticas que se llevaban a cabo tras la fabricación como las “áreas peor realizadas y a la vez más prometedoras dentro del mundo industrial”.
Muchas empresas sostienen que el objetivo último de la distribución física es obtener las mercancías necesarias, llevarlas a los lugares oportunos a su debido tiempo y al coste más bajo posible. Sin embargo, y tal como afirma Kotler (1991), no existe ningún sistema de distribución que pueda, simultáneamente, maximizar el servicio al cliente y minimizar los costes de distribución, puesto que lo primero supone un elevado coste de existencias, un transporte rápido y múltiples almacenes, factores que incrementan los costes. Se trata de buscar un equilibrio que contemporice los intereses contrapuestos.
La gestión de la distribución física presenta una gran variedad de problemas de decisión que afectan a la planificación en el ámbito estratégico, táctico y operativo. La localización de plantas y almacenes, o la reconfiguración de la red de transporte son decisiones estratégicas, mientras que los problemas relacionados con la dimensión de la flota, o si ésta debe ser propia o alquilada pertenecen al ámbito de las decisiones tácticas. Los problemas habituales en las operaciones son: (a) el establecimiento de rutas para vehículos que, con cierta limitación de capacidad, deben distribuir o recoger mercancías a un grupo de clientes; y (b) la programación de horarios o precedencias entre destinos para satisfacer estos recorridos.
Un estudio del National Council of Physical Distribution (ver Ballou, 1991) estima que el transporte sumó un 15% del Producto Interior Bruto de Estados Unidos en 1978, constituyendo más del 45% de todos los costes logísticos de las organizaciones. El sector de las empresas de servicios públicos y transportes estadounidenses movió en 1991 aproximadamente 506 millardos de dólares, según el Informe del Presidente de 1994 (ver Fisher, 1997). King y Mast (1997) señalan que la valoración anual que implican los excesos de coste en los viajes en Estados Unidos ascienden a 45 millardos de dólares. En Reino Unido, Francia y Dinamarca, por ejemplo, el transporte representa cerca del 15%, 9% y 15% del gasto nacional respectivamente (Crainic y Laporte, 1997; Larsen, 1999). En Japón, los costes logísticos suponen un 26,5% de las ventas, y los de transporte, un 13,5% (Kobayashi, 1973). Estas mismas cifras son del 14,1% y 2,5% en Australia (Stephenson, 1975), y del 16% y 5,5% en Reino Unido (Murphy, 1972). En España, según datos del Ministerio de Fomento (ver CTCICCP, 2001), la participación del sector transporte en el valor añadido bruto del año 1997 se situó en un 4,6%. En cuanto al empleo, 613.400 personas se encontraban ocupadas en el año 1999 en el sector del transporte público en nuestro país, lo cual supone el 3,69% de la población activa.
Existe una gran variación entre los costes logísticos de las distintas empresas. Ballou (1991) indica que estas cifras oscilan entre menos del 4% sobre las ventas en aquellas empresas que producen y distribuyen mercancías de alto valor, hasta más de un 32% en aquellas otras que lo hacen en las de bajo valor. El mismo autor apunta que los costes de transporte representan entre una tercera y dos terceras partes del total de costes logísticos. Se estima que los costes de distribución suponen casi la mitad del total de los costes logísticos en algunas industrias, y que en las de alimentación y bebidas pueden incrementar un 70% el coste de las mercancías (De Backer et al., 1997; Golden y Wasil, 1987). Además, la importancia de la programación de rutas se manifiesta claramente con el dato aportado por Halse (1992) informando que en 1989, el 76,5% de todo el transporte de mercancías se realizó con vehículos.
Así, las actividades que conforman la planificación operativa de la distribución física implican un gran número de pequeñas decisiones interrelacionadas entre sí. Además, la cifra de planes posibles crece exponencialmente con la dimensión del problema. Incluso para flotas pequeñas y con un número moderado de peticiones de transporte, la planificación es una tarea altamente compleja. Por tanto, no es de extrañar que los responsables de estos asuntos simplifiquen al máximo los problemas y utilicen procedimientos particulares para despachar sus vehículos basándose, en multitud de ocasiones en la experiencia de errores anteriores. Existe un amplio potencial de mejora claramente rentable para las unidades de negocio.
La planificación y la gestión de las redes de distribución exige la disposición de técnicas eficientes de optimización de rutas, puesto que no sólo afecta al desarrollo de las operaciones, sino que también incide en las decisiones tácticas y estratégicas (tamaño óptimo de flota, estimación de costes, políticas de publicidad y rotura de servicio, etc.
Medina y Yepes (2000) proporcionan un ejemplo práctico que muestra cómo la aplicación de técnicas de optimización condiciona críticamente el desarrollo de ciertas operaciones de distribución. Se trata de un negocio de venta de paquetes turísticos con transporte incluido; donde los precios se fijan mucho antes de que la demanda sea conocida, y donde son frecuentes las cancelaciones de última hora así como la llegada de nuevos clientes. Si el número de pasajeros es pequeño, en comparación con la máxima capacidad de carga del vehículo, los beneficios o las pérdidas generadas por el transporte dependen fuertemente de la eficiencia del sistema de optimización de rutas. La figura que sigue describe la influencia de la optimización de operaciones en la planificación y gestión de redes de distribución de baja demanda.
En apretada síntesis, la planificación y la gestión de las redes de distribución genera una gran variedad de problemas de decisión, cuyo éxito depende críticamente de la optimización de las operaciones, donde el espectro de soluciones posibles es enorme y además creciente exponencialmente con el número de destinos y el tamaño de la flota. Esta explosión combinatoria de soluciones y la complejidad de las variables impiden que la optimización sea, en muchas situaciones reales, abordable con técnicas de resolución exactas. Afortunadamente, existen procedimientos alternativos que, si bien no garantizan la solución óptima, sí proporcionan soluciones de calidad a los problemas cotidianos.
De esta forma, la resolución de los problemas de distribución se convierte en una de las parcelas notables de la Investigación Operativa. Incluso el recorte de una pequeña fracción de los costes puede aflorar enormes ahorros económicos y una reducción de los impactos medioambientales ocasionados por la polución y el ruido, además de incrementar significativamente la satisfacción de los requerimientos de los clientes.
Referencias
BACKER DE, B.; FURNON, V.; PROSSER, P.; KILBY, P.; SHAW, P.(1997). Local Search in Constraint Programming: Application to the Vehicle Routing Problem. Presented at the CP-97 Workshop on Industrial Constraint-based Scheduling, Schloss Hagenberg, Austria.
BALLOU, R.H. (1991). Logística empresarial. Control y planificación. Ed. Díaz de Santos, Madrid. 655 pp.
COMISIÓN DE TRANSPORTES DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS (2001). Libro Verde del Transporte en España. Disponible en internet. 111 pp.
CRAINIC, T.G.; LAPORTE, G. (1997). Planning Models for Freight Transportation. European Journal of Operational Research, 97: 409-438.
DRUCKER, P. (1962). The Economy’s Dark Continent. Fortune, april: 265-270.
GOLDEN, B.L.; WASIL, E.A. (1987). Computerized Vehicle Routing in the Soft Drink Industry. Operations Research, 35: 6-17.
HALSE, K. (1992). Modeling and Solving complex Vehicle Routing Problems. Ph.D. thesis, Department for Mathematical Modelling, Technical University of Denmark, Lyngby, Denmark.
KING, G.F.; MAST, C.F. (1997). Excess Travel: Causes, Extent and Consequences. Transportation Research Record, 1111: 126-134.
KOBAYASHI, I. (1973). Management of Physical Distribution Cost. Proceedings of International Distribution Conference, Tokyo.
KOTLER, P. (1991). Marketing Management. Analysis, Planning, Implementation, and Control. Prentice Hall International. United Kingdom.
FISHER, M.L. (1997). Vehicle routing. In BALL, M.O.; MAGNANTI, T.L.; MONMA, C.L.; NEMHAUSER, G.L. (Eds.), Network Routing, volume 8 of Handbooks in Operations Research and Management Science, chapter 1, 1-79. North-Holland.
MEDINA, J.R.; YEPES, V. (2000). Optimización de redes de distribución con algoritmos genéticos, en Colomer, J.V. y García, A. (Eds.): Calidad e innovación en los transportes. Actas del IV Congreso de Ingeniería del Transporte. Vol. 1, pp. 205-213. Valencia.
MURPHY, G.J. (1972). Transport and Distribution. Business Books. London.
STEPHENSON, A.R. (1975). Productivity Promotion Council of Australia: 7-10.
YEPES, V. (2002). Optimización heurística económica aplicada a las redes de transporte del tipo VRPTW. Tesis Doctoral. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Universidad Politécnica de Valencia. 352 pp.