La ingeniería romana declinó después de 100 d.C., siendo a partir de ese momento sus avances modestos. De hecho, hay quien opina que uno de los factores clave que contribuyeron a la caída del Imperio Romano, fue, precisamente, el estancamiento producido en la ciencia y la ingeniería. Aunque el año 476 d.C. indica dicha caída, es probable que las leyes impuestas cerca de 301 d.C. por Diocleciano, por las que pretendía reformar el control de precios y salarios, fuesen el inicio del declive. Dichas leyes, orientadas a proporcionar estabilidad económica, obligaban a todo hombre del imperio a seguir el oficio de su padre. No deja de sorprender cómo las crisis económicas no son algo nuevo. Pero sigamos con lo que estamos. Continue reading “¿Qué ingeniería podemos destacar en el periodo bizantino?”→
Uso del fuego griego, según un manuscrito bizantino.
Un explosivo es una sustancia o mezcla de sustancias que, al recibir un estímulo externo, pueden transformarse repentinamente en un gran volumen de gases y sustancias volátiles a gran temperatura. Pueden considerarse sistemas químicos en equilibrio inestable, de forma que un impulso de energía inicial suministrado debidamente da lugar a la explosión.
Pero, ¿quién inventó los explosivos? Parece ser que los chinos ya utilizaron la pólvora negra o pírica en el siglo I d. de J.C., una sustancia con combustión lo suficientemente rápida como para constituir una explosión, que probablemente utilizaban con fines pirotécnicos. Fue a partir del siglo XII cuando los árabes empezaron a usarla como explosivo propulsor de los fusibles, si bien los bizantinos ya la habían utilizado antes en el llamado “fuego griego”.
El «fuego griego», también conocido como «fuego marino», era el nombre que recibía en la antigüedad una mezcla muy inflamable e incendiaria compuesta, al parecer, de petróleo, azufre, carbón, salitre, pescado y quizá también fósforo y otros elementos, aunque sus ingredientes son motivo de gran debate. Se cree que la mezcla fue inventada por un refugiado cristiano sirio llamado Calínico, originario de Heliópolis. Algunos autores piensan que Calínico recibió el secreto del fuego griego de los alquimistas de Alejandría. Lanzaba un chorro de fluido ardiente que podía emplearse tanto en tierra como en el mar, aunque preferentemente en este último. Su nombre proviene del uso que dieron los griegos del Bajo Imperio, siguiendo una fórmula procedente de los pueblos orientales.
Su composición se consideró un secreto militar y, gracias a su utilización, consiguieron grandes victorias, tanto en tierra como en el mar. El poder del arma no solo residía en el hecho de que ardía en contacto con el agua, sino también debajo de ella. En las batallas navales era, por ello, un arma de gran eficacia, causando grandes destrozos materiales y personales, y extendiendo, además, el pánico entre el enemigo: el miedo a morir ardiendo se unía al temor supersticioso que esta arma infundía a muchos soldados, ya que creían que una llama que se volvía aún más intensa en el agua tenía que ser producto de la brujería.
Fue creada en el siglo VI, aunque no sería hasta las primeras cruzadas (siglo XIII) cuando alcanzaría su mayor uso y difusión. Suponía una ventaja tecnológica y fue responsable de varias importantes victorias militares bizantinas, especialmente la salvación de Bizancio en dos asedios árabes, lo que aseguró la continuidad del Imperio y constituyó un freno a las intenciones expansionistas del Islam, evitando así la posible conquista de la Europa occidental desde el este. La impresión que el fuego griego produjo en los cruzados fue de tal magnitud que el nombre pasó a utilizarse para todo tipo de arma incendiaria, incluidas las usadas por los árabes, chinos y mongoles. Lo que distinguió a los bizantinos en el uso de mezclas incendiarias fue la utilización de sifones presurizados para lanzar el líquido al enemigo. La mezcla incendiaria se empleó con éxito contra los cruzados en San Juan de Arce (año 1101) y en Damieta (año 1281). Más tarde pasó a Europa, pero pronto se abandonó ante la invención de la pólvora. El fuego griego, que ardía sobre el agua gracias al petróleo, se lanzaba mediante unos aparatos de proyección que contenían tubos que, al romperse sobre el blanco, vertían líquido inflamable.
Os paso algunos vídeos y entradas de blog donde se explica el origen y la composición de este producto inflamable. Espero que os gusten.