¿Por qué no nos salen las cosas siempre “exactamente” igual?

Siempre que intentamos hacer algo, nunca nos sale exactamente igual. Por ejemplo, si corremos 100 metros lisos y tuviésemos un cronómetro que midiera con 100 decimales de precisión, sería muy improbable que hiciésemos dos series en el mismo tiempo. Este concepto universal de la variabilidad es muy importante en los procesos productivos y en la calidad. Veamos qué significa.

El enemigo de todo proceso es la variación, siendo la variabilidad inevitable. Cuando se fabrica un producto o se presta un servicio, es materialmente imposible que dos resultados sean exactamente iguales. Esto se debe a múltiples motivos, algunos evitables y otros no. Por un lado, existen múltiples causas comunes, aleatorias y no controlables, que hacen que el resultado cambie siguiendo habitualmente una distribución de probabilidad normal. Se dice que dicho proceso se encuentra bajo control estadístico, siendo este el enfoque que sobre el concepto de calidad propugna Deming y que vimos en un artículo anterior. Por otra parte, existen unas pocas causas asignables que ocurren de forma fortuita y que podemos detectar y corregir. Ocurren de forma errática y, por fortuna, se solucionan fácilmente. Las causas comunes son difíciles de erradicar porque requieren un cambio en el proceso, la máquina o el sistema que produce los resultados, y ese cambio es responsabilidad de la gerencia. Kaoru Ishikawa decía que el 85 % de los problemas en un proceso eran responsabilidad de la gerencia, comentario que fue mal recibido por parte de la alta dirección de las empresas.

Para aclarar y entender estos conceptos, os dejo un Polimedia explicativo, de poco más de siete minutos, que espero os guste.

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