Potencia de un test estadístico: Cómo evitar que nos la cuelen

https://neuromarketing.la/2018/12/riesgo-percibido-en-las-compras-online/

En un artículo anterior, “Jerga, falacias y encuestas electorales: Las hipótesis en la investigación científica“, expliqué lo que es una hipótesis de investigación y los errores estadísticos asociados. En aquel artículo se habló del nivel de significación α como la probabilidad de rechazar una hipótesis nula cuando es cierta. Por cierto, como curiosidad hay que decir que se llama “hipótesis nula” porque es la afirmación de una “ausencia de efecto” o de “no diferencia”.

Para simplificar, supongamos un test de embarazo. En este caso, la hipótesis nula es no estar embarazada. Si el test da positivo, no estando embarazada, a este error se le denomina Tipo I o falso positivo. Este error también ocurriría cuando se realiza una operación quirúrgica a un individuo sano, se condena a un inocente o se suspende a un alumno que ha estudiado mucho. También se suele llamar a esta error el RIESGO DEL FABRICANTE, pues es la probabilidad de que el comprador le rechace un lote de producto correcto.

Normalmente se acepta un umbral de α=0,05 , por debajo del cual se puede decir que existe una diferencia entre los resultados del estudio y la hipótesis nula, cuando realmente no hay ninguna diferencia. No obstante, dependiendo del tipo de test y su finalidad, los umbrales pueden ser diferentes a 0,05. Para simplificar la decisión, se utiliza el concepto de significación muestra de la hipótesis nula o “p-valor“, que es la probabilidad de que un resultado sea correcto bajo una hipótesis nula. Así, si el p-valor obtenido es inferior al nivel de significación exigido, se rechazará la hipótesis nula.

Sin embargo, en este artículo me interesa centrarme en un aspecto a veces olvidado, o al menos al que se le da menor importancia que al nivel de significación. Este aspecto es la potencia de un test estadístico, muy relacionado con los falsos negativos. Supongamos, por ejemplo, que a una mujer embarazada el test le dice que no lo está, que se declara inocente a un asesino, que no se opera a un enfermo con metástasis o que se aprueba a alumnos que no han estudiado. Está claro que aquí el test no ha tenido la potencia suficiente como para detectar que ha habido un efecto. Dicho de otra forma, la potencia estadística de un test debe distinguir la señal del ruido. El gran problema que planteamos es que deberíamos distinguir si realmente ha habido un efecto determinado o bien el test no ha sido capaz de detectarlo.

Para ello debemos definir el error Tipo II, β o falso negativo. Se trata del error cometido al aceptar la hipótesis nula cuando ésta no es cierta. Pues bien, la potencia de la prueba se define como 1-β. También se le llama RIESGO DEL COMPRADOR, pues indica la probabilidad de aceptar un lote defectuoso de un fabricante. ¿Qué porcentaje delincuentes voy a declarar culpables en un juicio? ¿Qué probabilidad es aceptable para decir que un fármaco realmente es útil para una enfermedad? Vemos que esos porcentajes, es decir, la potencia del test, puede ser variable. Aunque es habitual exigir entre un 80 y 90%.

El error Tipo I y Tipo II se encuentran relacionados. Si hay diferencias significativas, estos errores son bajos. https://es.wikipedia.org/wiki/Errores_de_tipo_I_y_de_tipo_II

Como podemos ver, no tiene la misma importancia un falso positivo que un falso negativo. Imaginemos una prueba que detecta contaminación letal en un alimento. No es lo mismo decir que el alimento está contaminado, cuando no lo está, que afirmar que no hay contaminación, cuando sí que la hay. El resultado final es que el falso negativo puede provocar muertes, mientra que el falso positivo no.

Pues bien, en una prueba estadística, el nivel de significación, la potencia y el tamaño muestral, se encuentran relacionados. La única forma de bajar los falsos positivos y falsos negativos es aumentar el tamaño muestral. No obstante, como la potencia de la prueba trata de distinguir el efecto del ruido, también se podría incrementar dicha potencia utilizando muestras lo más homogéneas posibles (disminuyendo su variabilidad), utilizando instrumentos de medida muy fiables o utilizando contrastes concretos, entre otros.

Eso explica que, en el caso de los exámenes a nuestros estudiantes, una forma de reducir los suspensos a los alumnos que han estudiado y de suspender al máximo de número de estudiantes que no han estudiado, consiste en aumentar el número de preguntas. Además, deberíamos diseñar el examen de forma que las preguntas permitan distinguir claramente si se conoce o no un concepto.

Os paso algunos vídeos que explican estos conceptos de potencia de una prueba. Espero que os sean útiles.

A continuación os resuelvo un pequeño problema con MINITAB al respecto. Se quiere saber qué tamaño de muestra deberemos elegir para detectar diferencias respecto a la media mayor de 2 MPa un 80% de las veces, suponiendo un nivel de confianza del 95%. Suponemos conocida la desviación típica, que es de 3 MPa.

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Jerga, falacias y encuestas electorales: Las hipótesis en la investigación científica

Muchas veces la jerga que utilizan determinados colectivos o profesiones confunden al común de los mortales. La creación de un lenguaje jergal propio es habitual en todo grupo humano muy cerrado, con contacto estrecho y prolongado entre sus integrantes, y con una separación muy nítidamente marcada entre “dentro” y “fuera”. Un ejemplo es la jerga médica, donde la precisión necesaria para describir una enfermedad requiere de una traducción simultánea al enfermo. Otras veces existen consultores que, escudándose en neologismos, tecnicismos o anglicismos, venden mejor sus ideas o productos. No menos confuso es el lenguaje estadístico, sobre todo cuando se trata de encuestas electorales. Este lenguaje confuso, y en numerosas ocasiones deliberadamente difícil de entender, oculta ideas o conceptos sencillos. Este es el caso de las hipótesis en la investigación científica y las pruebas de hipótesis empleadas en la estadística.

Todos esperamos de un jurado que declare culpable o inocente a un acusado. Sin embargo, esto no es tan sencillo. El acusado es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, pero el dictamen final solo puede decir que no existen pruebas suficientes para declarar que el acusado sea culpable, lo cual no es equivalente a la inocencia. Además, es fácil intuir que el jurado no es infalible. Puede equivocarse culpando a un inocente y también absolviendo a un culpable. Lo mismo ocurre con un test de embarazo o de alcoholemia, puede dar un falso positivo o un falso negativo. ¿Qué significa que una encuesta afirma que el partido “A” va a ganar las elecciones? De esto trata una prueba de hipótesis, pero vayamos por partes.

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Una hipótesis puede definirse como una explicación tentativa de un fenómeno investigado que se enuncia como una proposición o afirmación. A veces las hipótesis no son verdaderas, e incluso pueden no llegar a comprobarse. Pueden ser más o menos generales o precisas, y abarcar dos o más variables, pero lo que es común a toda hipótesis, es que necesita una comprobación empírica, es decir, se debe verificar con la realidad. Pero ahora viene el problema: ¿en cuántos casos necesitamos para verificar una hipótesis? Siempre quedará la duda de que el caso siguiente negará lo planteado en la hipótesis. Por tanto, nos encontramos ante un método inductivo donde el reto será generalizar una proposición partiendo de un conjunto de datos, que denominaremos muestra.

Este tipo de hipótesis son, en realidad, hipótesis de investigación o de trabajo. Pueden ser varias, y suelen denominarse como H1, H2, …, Hi. Se trata de proposiciones tentativas que pueden clasificarse en varios tipos:

a) Descriptivas de un valor o dato pronosticado

b) Correlacionales

c) De diferencia de grupos

d) Causales.

En estadística, se llaman hipótesis nulas aquellas que niegan o refutan la relación entre variables, denominándose como H0. Estas hipótesis sirven para refutar o negar lo que afirma la hipótesis de investigación. Por ejemplo, si lo que quiero comprobar es la relación existente entre la relación agua/cemento con la resistencia a compresión a 28 días de una probeta de hormigón, entonces la hipótesis nula es que no existe una relación entre ambas variables. La idea es demostrar mediante una muestra que no existen pruebas suficientemente significativas para rechazar la hipótesis nula que indica que no existe relación entre dichas variables. Sin embargo, en un lenguaje menos formal, lo que realmente queremos es verificar que existe dicha relación. Sin embargo, también existen hipótesis alternativas, que son posibilidades diferentes de las hipótesis de investigación y nula. Así, si nuestra hipótesis de investigación establece que “esta silla es roja”, la hipótesis nula es “esta silla no es roja”, pero las hipótesis alternativas pueden ser: “esta silla es verde”, “esta silla es azul”, etc. Realmente, la hipótesis alternativas no son más que otras hipótesis de investigación. Curiosamente, en investigación no hay una regla fija para la formulación de hipótesis. Hay veces que solo se incluye la hipótesis de investigación, en otras ocasiones se incluye la hipótesis nula y, en otras, también las alternativas.

Pero, ¿se puede afirmar que un partido va a ganar las elecciones según una encuesta?, o dicho de otro modo, ¿se puede probar que una hipótesis es, con toda rotundidad, verdadera o falsa? Desgraciadamente, no se puede realizar dicha afirmación. Lo único que se puede hacer es argumentar, a la vista de unos datos empíricos obtenidos de una investigación particular, que tenemos evidencias para apoyar a favor o en contra una hipótesis. Cuantas más investigaciones, más credibilidad tendrá, y ello solo será válido para el contexto en que se comprobó. De ahí la importancia de elegir una muestra que sea suficientemente representativa de la población total. Por tanto, solo podemos argumentar la validez de las hipótesis desde el punto de vista estadístico. Las pruebas de hipótesis sirven para este cometido.

A continuación os dejo una figura donde se describe, de forma muy resumida, lo que es una prueba de hipótesis. Me gustaría que os fijaseis en que en toda prueba de hipótesis existen dos tipos de errores, el falso positivo (mandar a un inocente a la cárcel) y el falso negativo (exculpar a un culpable). Estos errores deberían ser lo más bajos posibles, pero a veces no es sencillo. Para que ambos errores bajen de forma simultánea, no hay más remedio que aumentar el tamaño de la muestra. Por este motivo, para hacer un examen lo más justo posible, este debería aprobar a los que han estudiado y suspender a los que no. Lo mejor es que el número de preguntas sea lo más alto posible.

Por tanto, ojo cuando el titular de un periódico nos ofrezca una previsión electoral. Hay que mirar bien cómo se ha hecho la encuesta y, lo más importante, saber interpretar los resultados desde el punto de vista estadístico.

Test de hipótesis

Referencias:

Hernández, R.; Fernández, C.; Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación. Sexta edición, McGraw-Hill Education, México.