
Tras el letargo medieval, los túneles, al igual que la cultura, se ven marcados por el Renacimiento. Leonardo da Vinci concibe niveles subterráneos en sus diseños de ciudades y piensa la posibilidad de perforar montañas para llevar agua a través de canales subterráneos. Pero estas ideas se tenían que llevar a la realidad. Ello fue posible con el primer túnel del Renacimiento, la Mina de Daroca, que se convirtió, posiblemente, en una de las obras públicas más importantes del siglo XVI en Europa. Se trata de un túnel de unos 650 m de longitud y 6,7 m de anchura, con una altura variable entre los 7 y 8 m, que atraviesa el cerro de San Jorge. Fue construido entre 1555 y 1560 por el ingeniero, arquitecto y escultor francés Quinto Pierres Bedel, especialista en aquella época en obras hidráulicas, famoso por haber construido el acueducto de Teruel. En el interior del túnel destaca una chimenea de ventilación que salva las presiones de la boca del túnel, zona que está reforzada con un tramo de bóveda construida en piedra de cantería para evitar la debilidad de la zona. Su finalidad era conducir y desviar las aguas torrenciales de la villa aragonesa de Daroca hacia el río Jiloca. De hecho, la calle Mayor de Daroca, que es la calle principal de la ciudad, coincide con el fondo de un barranco, por lo que las fuertes avenidas torrenciales de agua, que son muy frecuentes, discurren por el centro de la ciudad siguiendo el trazado de la calle y ocasionando grandes daños. Además, esta construcción tiene otros usos, como ruta para el ganado y como camino más corto para ir a la zona de pastos. El decreto del 2 de julio de 1968 por el que se declara conjunto histórico-artístico a la ciudad de Daroca incluye, entre otras obras dignas de conservación, la famosa Mina.
Os dejo a continuación un vídeo donde se describe esta obra de ingeniería subterránea. Espero que os interese.