Los puentes de arco pueden construirse mediante cimbras; sin embargo, si no se reutilizan, se pueden dejar en el propio arco formando parte de su armadura. De esta forma, la cimbra pasa de ser un medio auxiliar a formar parte de la estructura definitiva. Esta idea de usar una armadura rígida portante la empezó a utilizar el ingeniero austriaco Joseph Melan a finales del siglo XIX, con la que se podían construir bóvedas de hormigón sin necesidad de cimbras. Los encofrados se colgaban de una estructura metálica portante durante el hormigonado, que finalmente quedaba embebida en el hormigón.
Eduardo Torroja utilizó este procedimiento en 1939 en el viaducto de ferrocarril Martín Gil. En aquel momento, se empezó a construir este puente suspendiendo una cimbra de madera mediante cables, pero surgieron muchos inconvenientes durante el hormigonado. Además, el desgraciado accidente ocurrido en el puente de Sandö, en Suecia, en agosto de ese mismo año, donde la cimbra para un arco de 264 m, que iba a ser el arco de hormigón más grande del mundo, costó la vida a 18 personas. La solución fue ejecutar una autocimbra metálica con sus componentes unidos mediante soldadura. Se prestó mucha atención al hormigonado para no sobrepasar la capacidad portante de la propia cimbra. Se empezó por la parte inferior del cajón, después las almas y por último la parte superior. Este arco, de 202 m, constituyó en su momento un récord mundial de luz, hasta 1943, cuando se acabó el puente de Sandö.
En el puente de Echelsbacher se ejecutó un procedimiento constructivo más complejo en el que la autocimbra era total. En vez de construir solo la cimbra del arco, se realizó en la totalidad del puente para crear una estructura metálica triangulada que pudiese avanzar por voladizos sucesivos. El vertido de hormigón en el arco se realizó cuidadosamente para evitar situaciones inadmisibles para la cimbra. Se subdividió la sección transversal en fases, completando en cada una de ellas el hormigonado.
Os dejo a continuación un artículo sobre el sistema Melan y la invención paralela de José Eugenio Ribera.
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