Hoy 5 de marzo del 2022 se cumplen 10 años desde que me embarqué en la aventura de abrir un blog dedicado a fundamentalmente a la ingeniería de la construcción. No podía dejar pasar la oportunidad de contar algunas de las motivaciones que me llevaron a esto y cuáles eran mis objetivos. Este es el artículo número 1524 de los publicados en 10 años, lo cual significa que, de forma periódica, he dedicado mucho esfuerzo a generar nuevos contenidos. Más adelante os paso las cifras estadísticas más significativas.
Todo empezó con la asistencia a uno de los múltiples cursos de formación que ofrece la Universitat Politècnica de València a sus profesores para mejorar la docencia. En particular, asistí a un curso que se llamaba “Uso docente de Poliblogs”. Bueno, en nuestra universidad se añade el prefijo “poli” a cualquier cosa y a un blog, pues Poliblog. Una de las tareas del curso fue abrir un cuaderno de bitácora, y ese fue el inicio de todo.
Por cierto, me gusta el término “cuaderno de bitácora“, que la Real Academia Española la define como el “libro en que se apunta el rumbo, la velocidad, maniobras y demás accidentes de la navegación“. Nada mejor para describir lo que hago yo en este medio digital. En definitiva, se trata de una página web, generalmente de carácter personal, con una estructura cronológica que se actualiza regularmente y que se suele dedicar a tratar un tema concreto.
Pero empecemos desde el principio. Para contextualizar el año 2012, diremos que fue el año que supuestamente los mayas vaticinaban como el del fin del mundo. Empezábamos a salir de la crisis financiera del 2008, ocurrió la tragedia del crucero Costa Concordia, Obama fue reelegido para cuatro años más, se presentaron los datos en el CERN de la llamada “partícula de Dios”, falleció Neil Armstrong, el Curiosity aterrizó en Marte, entre otras cosas. Hoy mismo estamos en un mundo diferente, estamos saliendo de la sexta ola de la pandemia del coronavirus que en España ha supuesto más de 100.000 fallecidos y nos encontramos en plena invasión rusa de Ucrania, en un conflicto cuyas consecuencias son difíciles de imaginar en estos momentos. Por cierto, mientras estoy escribiendo estas líneas se oye de fondo el ruido de las “mascletàs”, pues estamos a las puertas de las Fallas de Valencia. No sabéis lo importante que es para todos volver a recuperar parte de la normalidad que nos ha robado la pandemia, los conflictos y la sinrazón.
Pero, ¿cuál fue el verdadero motivo que hizo que ese blog tuviese continuidad a lo largo del tiempo? En primer lugar, el culpable fue la asignatura de “Procedimientos de Construcción” que imparto en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de Valencia. Os explicaré la razón. En aquella época tenía mi ordenador repleto de fotografías, folletos, apuntes de clase o vídeos (algunos en VHS). Dar las clases suponía un reto en una asignatura donde lo importante es acercar la obra al estudiante. A pesar de que disponíamos ya en aquel momento de ordenador en clase, proyector y conexión a internet, siempre pensé que la organización de la información para los alumnos era un verdadero reto. Desde luego, ni los libros de apuntes, ni los PowerPoint, eran material suficiente para que la comprensión de la asignatura tuviese un nivel razonable.
La solución fue el blog. En efecto, cada una de las entradas podía organizar fotografías, vídeos (muchos grabados por mí y otros de Youtube), texto de apuntes de clase, etc. Bastaría que los estudiantes acudiesen al blog para tener una visión sintética y visual de la información de cada uno de los procedimientos constructivos que explicaba en clase. Sin embargo, la cosa no quedó ahí. También empecé a divulgar información interesante de nuestra profesión, historia de puentes, construcciones, personajes ilustres, etc. Luego también incluí apuntes de otras asignaturas como innovación, calidad, optimización, modelos predictivos, hormigón, etc. Y por último, sirvió para divulgar las publicaciones de nuestro grupo de investigación, los premios recibidos, los proyectos de investigación, etc. Lo que era un blog para mis estudiantes, como la información era en abierto, empezó a crecer de forma incontrolada.
Pero la cosa fue a más. Me di cuenta en aquel momento que mis hijos se comunicaban en unos medios que yo desconocía. Eran las redes sociales. Empecé a indagar en Twitter, Linkedin, Facebook, Instagram o Youtube y, poco a poco comprobé que era sencillo vincular los contenidos de forma automática a estas redes. Es por eso que muchos piensan que estoy todo el día enganchado a internet, pero no es cierto. Son los robots que tengo programados los que, de forma automática, diseminan los contenidos por las redes sociales. El efecto multiplicador es asombroso: más de 23.000 seguidores en Twitter, a los que hay que sumar el de otras redes sociales. Además, día a día tuve que mejorar la calidad de los contenidos. La pandemia del COVID me ayudó, entre otras cosas, a grabar clases y buscar material que sirviese de forma autónoma a los alumnos. Incluso eso me sirvió para organizar cursos masivos y gratuitos MOOC que tienen miles de estudiantes en todo el mundo. En algunos casos, el contenido lo he podido estructurar en libros y manuales de referencia en mi universidad.
Pero a nivel personal esta aventura me acarreó beneficios inesperados. Como todos sabéis, los profesionales debemos actualizarnos y aprender continuamente a lo largo de nuestra vida. Y más los profesores universitarios, pues su obligación es estar al tanto de las últimas novedades que afectan a su docencia. Antes del blog leía libros, artículos de revista, etc. Tomaba notas en folios y luego éstos acababan en la basura. Hoy lo que hago es interesarme por un tema, estudiarlo, redactarlo y ponerlo en abierto. Eso significa una exposición pública al error que no todo el mundo está dispuesto a aceptar. No es mi caso. De hecho, muchas veces he mejorado los contenidos con las críticas positivas que recibo por parte de los lectores. Eso hace que los contenidos vayan mejorando poco a poco. Y el conocimiento sobre la profesión y sobre la actualidad de la ingeniería aumenta todos los días. Como podéis ver, y es algo en lo que insisto mucho a mis estudiantes, la comunicación es una de las competencias más importantes que tienen los profesionales hoy día. No es una cosa de “letras” o de “ciencias”, como nos decían cuando estudiábamos bachiller.
Sin embargo, no todo han sido buenas noticias. He estado en varias ocasiones a punto de cerrar el blog, o simplemente dejarlo abierto únicamente a mis estudiantes. La razón era la copia indiscriminada de los contenidos en otras páginas web sin citar la procedencia. Además de ser plagio, estas páginas se lucran con publicidad, lo cual es un verdadero fraude. Pero lo peor fue ver estos contenidos en algunos libros publicados por editoriales de prestigio. Por supuesto, sin citar la procedencia de los contenidos. Tuve que acudir a mis abogados para iniciar un pleito por este tema. Pero al final, los masivos apoyos recibidos de todo el mundo hizo reconsiderar mi decisión de clausurar el blog. Eso sí, seguiré persiguiendo legalmente a aquellos que usen de forma inadecuada los contenidos. Como mínimo, me doy por satisfecho si citan la procedencia.
En la segunda de las entradas, la del día 6 de marzo de 2012, ya expuse los objetivos que tenía con el blog. Como no podía ser de otra forma, lo ilustré con el puente atirantado “Fernando Reig”, pues siendo ingeniero alcoyano, no podía dejar de pasar esta oportunidad. Además, utilicé uno de los lemas que más me ha ayudado a lo largo de los años. Se trata de una inscripción que apareció en una villa romana: “Nihil difficile volenti” (nada es difícil si hay voluntad de superarlo). A lo que añadí una de las frases que más define mi perfil profesional: “En mi opinión, nadie puede ser un buen proyectista, un buen investigador, un buen líder en la profesión de la ingeniería civil a menos que entienda los métodos y los problemas de los constructores”. Esta frase, original de uno de los ingenieros civiles más eminentes, Ralph B. Peck, la comparto plenamente y la tengo en el tablón de anuncios donde ponemos las notas, frente a mi despacho, a la vista de todos.
Pero vamos a analizar los datos. Ya os adelanto que han superado todas las expectativas que tenía este cuaderno de bitácora. También es cierto que el blog está bajo el paraguas de la Universitat Politècnica de València. Ello significa muchas cosas. En primer lugar, que en las búsquedas de cualquier palabra relacionada con la ingeniería, los buscadores rápidamente colocan al blog entre los primeros lugares. Eso significa una gran visibilidad. Por otra parte, y a pesar de que me han ofrecido muchísimas veces la posibilidad de patrocinio y de compartir información comercial, siempre me he negado. No solo por el hecho de que el blog es institucional, sino porque perdería la independencia en contar las cosas. Esto último tiene un valor incalculable.
Con esta entrada, he publicado un total de 1524 artículos. Atendiendo a Google Analytics, el blog ha tenido 6.625.168 vistas a sus páginas, con una fidelidad del 23,1% en cuanto a visitantes fieles y un 76,9% de nuevos visitantes. De media, han sido 78.460 el promedio de usuarios activos durante 28 días. Aunque las puntas, por ejemplo, fueron de 6.025 usuarios el martes 23 de marzo de 2021. El rango de edad mayoritario de los usuarios es de 25 a 34 años, con un 33,50%, seguido del rango de 18 a 24 años, con un 27,50%. Es decir, que mayoritariamente se trata de un público joven. Además, existe cierta paridad en cuanto al sexo, pues el 45,85% de los usuarios son mujeres. En cuanto a la nacionalidad, México (29,49%), España (26,22%), Colombia (12,01%) y Perú (8,77%) son los países con más usuarios del blog.
En cuanto a los contenidos, es curioso comprobar que alguno de ellos tienen visitas masivas diarias. Es el caso de la entrada que explicaba qué es un error de medición, la relacionada con las definiciones básicas de lo que es un diseño de experimentos o lo que es el coeficiente de esponjamiento en el movimiento de tierras. En el cuadro que os dejo a continuación podéis ver las cifras.
¿Cuál es el futuro del blog? Lo más difícil será continuar el ritmo. Es mucho el trabajo necesario para mantenerlo al día y para crear nuevos contenidos. Se trata de un esfuerzo altruista que se encuentra dentro de mi filosofía de devolver a la sociedad parte de lo que me ofreció en mi formación. Esta filosofía es contraria a la ciertos profesionales que opinan que no hay que regalar el trabajo. Pero es mi forma de entender la vida y darle algún sentido. Hay que ser generoso en compartir el conocimiento.
Espero que en el futuro, cuando pasen los años y ya no esté entre vosotros, este cuaderno de bitácora se pueda mantener de alguna forma vivo. Lo que más miedo me da es que toda esta información digital se esfume cualquier día y se pierda todo el trabajo. Suelo hacer copias de seguridad, pero me gustaría que en el futuro alguna institución se pudiera hacer cargo de los contenidos. En fin, espero que eso sea dentro de muchísimos años.
Muchísimas gracias a todos los que, de alguna u otra forma, habéis seguido mis artículos. Sois la única razón que tengo para seguir escribiendo y creando contenidos. Muchas gracias.
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