La ingeniería humanitaria y la teoría del cisne negro: Totalán, DANA, Zaldibar y el coronavirus nos dan las claves

Fotografía con Ángel García Vidal, en la Escuela de Ingeniería de Caminos de Valencia

La primera vez que oí a alguien hablar de “ingeniería humanitaria” fue a Ángel García Vidal en una conferencia que impartió, junto con Mauricio Delgado, en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de Valencia el 24 de septiembre de 2019. Tal fue la impresión que me causó su relato de la tragedia de Totalán, que escribí un artículo en The Conversation sobre las lecciones aprendidas del rescate de Julen.

Después de ese día, Ángel y yo hemos conversado largo y tendido sobre el tema. Ángel intuía que el concepto de “ingeniería humanitaria” era especialmente importante, pero que se tenía que profundizar más en él. Todas nuestras conversaciones, junto con la de otros compañeros como Eugenio Pellicer, le hicieron reflexionar en una mesa redonda que tuvo lugar en el VIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil que tuvo lugar en Madrid los días 17 y 18 de febrero de 2020. El escritor y articulista del diario El País Manuel Jabois escribía el 23 de enero de 2019 lo siguiente en referencia al concepto de Ingeniería Civil Humanitaria haciendo referencia a Ángel en una declaración que queda en las hemerotecas para la historia: “Esto no es una operación de rescate, sino una obra de Ingeniería Civil Humanitaria“.

Un cisne de la especie Cygnus atratus, desconocido en Occidente hasta el siglo XVIII. Wikipedia

Desde esos días de enero de 2019 han pasado muchos acontecimientos que deberían ocurrir solo de muy de vez en cuando. Según la teoría del cisne negro, desarrollada por el investigador Nassim Taleb, esta teoría es una metáfora que describe un suceso sorpresivo (para el observador), de gran impacto socioeconómico y que, una vez pasado el hecho, se racionaliza por retrospección (haciendo que parezca predecible o explicable, y dando impresión de que se esperaba que ocurriera).

Las características de la teoría del cisne negro es que determinados acontecimientos ocurren de forma sorpresiva, pues como los cisnes negros, son sucesos muy extraños. Estos acontecimientos presentan un alto impacto desproporcionado y es difícil de predecir, teniendo un papel dominante en la historia. Sin duda, la crisis actual del coronavirus (COVID-19) es un cisne negro.

Sin embargo, en solo unos meses, además han ocurrido impactos tales como el DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que puso en jaque a nuestro país, con grandes desastres económicos y pérdidas de vidas humanas, o la desgracia del vertedero de Zaldibar, donde en estos momentos aún siguen dos personas sepultadas.

Todo parece indicar que sucesos de emergencia local, regional o global van a ser recurrentes y pueden poner en muy alto riesgo no solo vidas humanas, sino la economía y el futuro de las generaciones actuales y futuras.

¿Y cuál es el papel de la ingeniería ante estos sucesos que son emergentes? ¿Qué es la ingeniería civil humanitaria? Tras muchas reflexiones, aquí escribo alguna de ellas. Animo a Ángel a que publique el texto íntegro de su comunicación en el congreso al que hice antes referencia.

¿Cómo se podría definir el concepto de ingeniería civil humanitaria? Se trata de una idea que, si bien de una u otra forma existía de forma difusa desde el origen de los tiempos, cuando los humanos usaban su ingenio y su rudimentaria tecnología en ayudar al resto de sus congéneres, ha cobrado una gran actualidad con motivo del rescate del niño Julen en Totalán.

Pero antes de intentar dar una definición, debemos aclarar unas cuantas ideas y, sobre todo, debemos descartar algunas cosas que no deberían incluirse en este concepto. No toda la ingeniería civil tiene carácter humanitario, y es justamente el adjetivo humanitario el que permite caracterizar mejor esa parte de la ingeniería que tiene ciertas características que la diferencia del resto de ingeniería que hacemos los ingenieros civiles. Por otra parte, tampoco el carácter humanitario es exclusivo de la ingeniería civil. Otros ámbitos de la ingeniería, de la técnica y de cualquier actividad humana también puede tener este carácter. Por tanto, hay que buscar entre las características de una ingeniería muy específica, que es la civil, qué rasgos o características definen su carácter humanitario.

Humanitario es un adjetivo que, según la Real Academia de la Lengua, tiene tres acepciones. La primera nos dice “que mira o se refiere al bien del género humano”. Esta primera acepción entraría de lleno en los objetivos de la ingeniería civil en general. En efecto, si la ingeniería civil tiene como objeto el diseño, construcción y mantenimiento de todo tipo de infraestructuras, éstas son el soporte del progreso y bienestar de la sociedad y, por tanto, toda la ingeniería civil sería humanitaria con esta primera acepción. Por tanto, no es esta acepción la que nos interesa destacar.

La segunda acepción identifica humanitario con “benigno, caritativo, benéfico”. En nuestro caso se trataría de la ingeniería civil que es solidaria con el sufrimiento ajeno, que presta auxilio a los necesitados. De alguna forma, se trata de una ingeniería que dispone de los recursos técnicos y materiales que ayuda a aquellos que la necesitan. Esta idea se relaciona también con la tercera acepción del diccionario donde humanitario tiene “como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen”.

Por tanto, en todas las acepciones humanitario siempre se relaciona con el auxilio a personas que necesitan dicha ayuda. Sin embargo, hay un aspecto de especial relevancia, y es que la ayuda sea desinteresada. En caso contrario, se trata de la ingeniería civil habitual, es decir, una actividad económica que, si bien tiene como fin el bien común, precisa de un beneficio económico para mantenerse en el tiempo. ¿Pero puede existir una ingeniería civil desinteresada que ayude a los demás?

Para responder a esta pregunta, antes hay que contestar otra más importante. Se trata de saber si, como dicen algunos, el hombre es malo por naturaleza y gracias al Estado reprime su impulso egoísta. Esta es una tesis del filósofo Thomas Hobbes que, afortunadamente, no se puede afirmar que sea cierta. En efecto, algunas investigaciones realizadas con niños han demostrado que más del 95% de ellos ayudaban a los demás sin recibir ningún tipo de orden o instrucción (https://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/16/ciencia/1353063447.html). Esta tendencia innata al altruismo ya está presente en los ancestros comunes que tenemos los humanos con los chimpancés, que también tienen esta tendencia altruista. Impacta saber que un mono prefiere quedarse sin comer varios días antes que ver a los compañeros sufrir. Algunos han justificado este comportamiento de cooperación como una de las claves de nuestra supervivencia como especie. Por tanto, la cooperación, el altruismo y la moral, forman parte de lo más profundo de nuestro cableado humano. No obstante, contraejemplos de maldad intrínseca se encuentran por doquier, pero ello no justifica la maldad intrínseca del ser humano.

Otro de los aspectos que también interesa sacar a colación es averiguar si la ingeniería civil humanitaria tiene que estar planificada o bien debe actuar de forma inmediata ante un problema puntual. Pues las dos cosas.

Cuando existe un problema importante en una comunidad, por ejemplo, falta de agua por sequía, carencias de infraestructuras sanitarias o educativas, la ingeniería civil se pone al servicio de los programas de ayuda humanitaria y, de forma planificada, con recursos escasos, pero bien dirigidos, se pueden realizar infraestructuras que generan un beneficio extraordinario a la comunidad que los recibe.

Por otra parte, y es el caso de la tragedia de Totalán, una emergencia requiere de toda la voluntad y recursos disponibles para, de forma urgente, ayudar en lo posible a resolver un grave problema humanitario. Aquí la ingeniería civil actúa, como se ha podido comprobar, de forma directa con todos los recursos técnicos disponibles.

En ambos casos, con proyectos planificados o en situación de emergencia, la ingeniería civil ofrece todos sus recursos técnicos, humanos y materiales para ayudar, de forma desinteresada, a otras personas.

Pues bien, aquí tenemos una de las claves del concepto de ingeniería civil humanitaria. Se podría definir como el conjunto de recursos técnicos, humanos y materiales disponibles por la ingeniería civil para ayudar, de forma desinteresada, a las personas que lo necesitan, ya sea en forma de proyectos de ayuda o en situaciones de emergencia.

Todo esto es posible gracias a la naturaleza intrínsecamente buena del ser humano y al avance en la técnica disponible de la ingeniería civil puesta al servicio de la sociedad por parte de personas que, sin esperar nada a cambio, se ofrecen para auxilio de los demás.

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