El contratista instalará, antes del comienzo de las obras y mantendrá durante la ejecución de las mismas, una oficina de obra. Normalmente, consta de una o varias casetas prefabricadas provisionales. Estas instalaciones contarán con una sala de reuniones suficientemente amplia y una sala de trabajo para la dirección facultativa. En estas instalaciones se conserva una copia autorizada de los documentos contractuales del proyecto y el libro de órdenes.
Además, en estas instalaciones se encuentran los despachos y las dependencias del jefe de obra y de los departamentos de producción, oficina técnica y administración. Deben contar con medios tecnológicos modernos, como teléfonos, ordenadores, impresoras, línea de fax, correo electrónico, etc. A ello hay que sumar las dependencias necesarias por motivos de seguridad y salud de los trabajadores: comedores, cantinas, aseos, vestuarios, servicios médicos o de primeros auxilios, botiquines, almacenes y otros. Estas dependencias se dimensionarán en función del número previsto de trabajadores y contarán con las comodidades mínimas exigibles en cuanto a habitabilidad, seguridad, salubridad, confort térmico, etc. También se deben considerar las necesidades del personal y el propio entorno: aparcamientos, vallado perimetral, drenajes, evacuación de aguas residuales y pluviales, acometidas de agua, energía eléctrica, comunicaciones, etc.
Puede ser conveniente que la ubicación de las oficinas no esté demasiado cerca de las obras para evitar los problemas derivados del ruido, la circulación de máquinas, etc. No obstante, sí que debe situarse lo suficientemente cerca para evitar recorridos excesivos e innecesarios del personal. Además, resulta favorable que desde estas instalaciones pueda verse y controlarse la mayor parte de los lugares de trabajo y los accesos a la obra.
Como oficina de obra, también puede utilizarse algún edificio existente en las inmediaciones, como almacenes, oficinas de alquiler o incluso casas particulares. En estos casos, hay que tener en cuenta los costes de adaptación de dichas infraestructuras al uso de oficinas. La otra opción es emplear oficinas modulares prefabricadas e, incluso, tráileres, lo cual permite una gran flexibilidad de montaje y retirada, con la posibilidad de reutilizarlos en otros lugares. Por último, si la construcción se va a alargar en el tiempo, se podrían construir unos edificios que posteriormente deberán o no desmantelarse en función de un posible uso posterior.
Os paso a continuación un vídeo de la firma INCOLTECHOS sobre este tipo de estructuras prefabricadas modulares.
Referencias:
PELLICER, E.; YEPES, V.; TEIXEIRA, J.C.; MOURA, H.P.; CATALÁ, J. (2014). Construction Management. Wiley Blackwell, 316 pp.
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