Parece evidente que hoy día no está clara la interrelación entre el coeficiente intelectual de una persona y su éxito personal o profesional en su vida diaria. Esta dicotomía resulta de gran interés en momentos como los actuales, donde la crisis está cebándose fuertemente en amplios segmentos de nuestra sociedad.
La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Este término se hizo popular gracias a Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Grosso modo habla de competencias y habilidades de la persona para identificar, comprender y controlar las emociones. Estas habilidades o competencia emocionales son las responsables de éxito en muchos aspectos de la vida: salud mental, autocontrol, capacidad de liderazgo, de trabajo en equipo, de relacionarse con los demás En la actualidad son muy valoradas en el mundo de la empresa, sobre todo en EEUU, donde un estudio afirma que 55 de las 6 competencias más valoradas por los responsables de recursos humanos son de esta índole
Para entender algo mejor estos conceptos, os dejo una “píldora teórica” de Laura García, producido por el Servicio de Innovación Educativa junto con el Gabinete de Tele-Educación de la Universidad Politécnica de Madrid.