Aunque este blog está fuertemente orientado a la ingeniería, de vez en cuando vamos a reflexionar sobre aspectos que creo de interés. En este caso, vamos hacia los cimientos de la propia ciencia, donde a su vez se apoya una gran parte de la ingeniería actual. Veamos, pues, el pensamiento crítico de Kant frente al empirismo de Hume y las razones por las que Kant argumenta que la metafísica no es posible como ciencia.
El pensamiento de Kant es fruto de la fuerte transformación histórica que se inicia con el Renacimiento y termina con la Ilustración. El antiguo orden social, político, religioso o científico se desvanece antes los nuevos conocimientos geográficos, avances tecnológicos y revolución científica. De esta forma, la filosofía aristotélica focalizada en la naturaleza de las cosas, la ontología, da un giro hacia la preocupación por el conocimiento, la epistemología. Si tuviésemos que identificar un momento de modernidad para la ingeniería civil, tendríamos que bucear en la Ilustración como punto de inflexión. Es el momento del hombre y su conciencia como fundamento último de la verdad, es decir, del conocimiento. Esta modernidad filosófica se nutrió en el racionalismo y el empirismo y desembocó en la Ilustración, como proyecto de transformación y mejora de la humanidad mediante el desarrollo de su propia naturaleza racional.
Kant comparte con Hume la crítica hacia el dogmatismo racionalista que pretendía alcanzar un conocimiento más allá de toda experiencia, puesto que prescindir de la experiencia puede hacer confundir conocimiento con imaginación. Sin embargo, va más allá del empirismo de Hume que reduce el conocimiento al límite de la experiencia. De hecho, Kant postula la evidencia de que estamos en posesión de conocimientos universales y necesarios en las ciencias matemáticas y las ciencias naturales. Si estos conocimientos no vienen de la experiencia, ni tampoco son innatos, como indican los racionalistas, entonces es la propia razón la que los construye por sí misma basándose en la experiencia. Ello permite a Kant distinguir el conocimiento sensible, o “a posteriori”, del conocimiento “a priori”, producido por nuestra propia razón. El término “a priori” no debe entenderse como previo a la experiencia, sino como independiente a ella. Dicho con otras palabras, todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo viene de la experiencia. Como ejemplos podríamos hablar del espacio o del tiempo, también del concepto de causa-efecto. Un niño no nace con la idea de causalidad, como afirmarían los racionalistas, sino que la experiencia hace que la razón forme dicho concepto por sí misma. De este modo, si para Hume el concepto de causalidad no es conocimiento, sino costumbre o hábito, para Kant será conocimiento “a priori”, puesto que es universal y necesario. Así, la universalidad y la necesidad son la estructura natural de nuestro propio entendimiento.
Así pues, Kant establece la existencia de conocimiento universal y necesario, pues este es el que se comprueba en las ciencias matemáticas y físicas. Si la ciencia es un conjunto de proposiciones o juicios, ¿cuáles de ellos son los que sustentan la ciencia? Para ello, Kant establece la diferencia entre los juicios analíticos y los sintéticos. Los primeros, aunque son juicios “a priori” típicos de la lógica, no amplían el conocimiento, puesto que las conclusiones derivan necesariamente de los supuestos. Los juicios sintéticos sí dan información, amplían el conocimiento, pues la conclusión no se deriva necesariamente de los supuestos. Hume estaría totalmente de acuerdo con Kant en esta división, puesto que los juicios analíticos, serían relaciones entre ideas y los juicios sintéticos serían juicios sobre los hechos. La gran originalidad de Kant es distinguir los juicios sintéticos “a posteriori”, provenientes de la experiencia, de los juicios sintéticos “a priori”, provenientes de la razón. Este tipo de juicios amplían el conocimiento de la realidad, puesto que son universales y necesarios, pero no proceden de la experiencia, sino de la razón. Los ejemplos de este tipo de juicios los podemos ver en las matemáticas o en la física. Estos juicios sintéticos a priori, pese a no provenir de la experiencia, siempre se pueden contrastar empíricamente.
Todo lo anteriormente expuesto nos lleva al problema epistemológico clave para Kant, que será averiguar hasta qué punto es posible que la metafísica pueda ser ciencia, es decir, pueda disponer de un conjunto de juicios o proposiciones que la sustenten. Para ello serían necesarios juicios sintéticos a priori, que puedan adecuarse a las condiciones formales de la experiencia. Si no pueden contrastarse, se tendrían juicios vacíos, sin un objeto posible. En este caso, Kant afirma que se habría construido un juicio que supera nuestra facultad de conocimiento y, por tanto, sería ilegítimo. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con los juicios sobre Dios. Todo ello conduce a Kant a plantear que la metafísica no es posible como ciencia.
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