Lean Higher Education: eliminar desperdicios en la educación universitaria

He de agradecer a Alfonso González Hermoso de Mendoza la oportunidad que me bridó de ofrecer mi visión sobre los títulos universitarios y la nueva burocracia generada para acreditar dichos títulos. Esta invitación fue fruto del seminario que impartí en la Universidad de Alicante sobre los resultados de aprendizaje.

Este artículo se ha publicado en Espacios de Educación Superior bajo el título: La filosofía Lean aplicada a la gestión de los títulos universitarios. Cómo incrementar el valor añadido en la educación superior eliminando burocracia. Os dejo el artículo completo por si os resulta de interés.

“Estuve a principios de julio en la Universidad de Alicante impartiendo una charla sobre los resultados de aprendizaje en el ámbito universitario. Fue una experiencia enriquecedora, pues me permitió conocer de primera mano algunas opiniones sobre el nuevo enfoque que se está realizando en torno a la enseñanza de grados y másteres. Nos encontramos ante un cambio de paradigma impulsado por Bolonia que trata de enfocar el proceso de aprendizaje en el estudiante y propugna garantizar la calidad de los títulos universitarios.

En efecto, el aseguramiento de la calidad de la enseñanza pasa por el establecimiento de un sistema de gestión que impulse una mejora continua. Se basa en procesos y en evidencias que permiten una auditoría externa que avale la calidad. Aspectos como el contrato-programa, la definición de resultados de aprendizaje, el sistema común de créditos (ECTS), entre otros, permiten establecer un sistema de aseguramiento de la calidad que, por desgracia, supone un incremento desmesurado en la burocracia necesaria que aleja al profesorado de los objetivos últimos del proceso de aprendizaje.

Una pequeña encuesta realizada en dicha charla apuntaba a que los profesores opinaban que la universidad debe focalizarse en el estudiante y que es necesario asegurar la calidad de los títulos universitarios mediante su acreditación. Sin embargo, su opinión era contraria a la necesidad de tanta burocracia que supone dicha acreditación. Este problema no es exclusivo del ámbito universitario, sino que es habitual en cualquier tipo de organización. Así, muchas empresas tienen certificado su sistema de gestión de calidad mediante la norma ISO 9001, pero supone para ellas una carga administrativa costosa. En demasiadas ocasiones, en el mes anterior a la auditoría, encontramos a todo el mundo rellenando papeles y evidencias para superar el examen periódico al que se ven sometidos. Es decir, hay un alejamiento real entre la calidad del sistema de gestión y la realidad de la organización. Lo más sangrante es que aquellas organizaciones que cuenten con un buen equipo que se dedique al papeleo puede enfrentarse a la auditoría de una certificación mejor que otras, independientemente de la excelencia de la organización. Lo mismo puede pasar en la acreditación de los títulos universitarios.

Un paso más allá del aseguramiento de la gestión está la gestión estratégica de la calidad, llamada en algunos foros como “Calidad Total”. En este escalón de madurez, la calidad se encuentra integrada en la gestión cotidiana de la organización. La preocupación no solo es la satisfacción del cliente, sino la de todos los grupos de interés. Esta filosofía podría aplicarse a la universidad, donde los interesados son los estudiantes, los profesores, el personal de administración y servicios, y cómo no, la propia sociedad, entre otros muchos.

En este escalón de madurez, lo importante es incorporar valor añadido a nuestros procesos, no solo hacia los clientes, sino a todos los grupos de interés. Bolonia incide en situar al estudiante en el foco del proceso, pero no habría que olvidar al resto de agentes que participan o se benefician de las actividades desarrolladas en los campus.

La filosofía “Lean”, muy presente en empresas como Toyota, trata de eliminar todo tipo de desperdicios, es decir, procesos o actividades que no aportan valor añadido al cliente. Aplicada al ámbito universitario, Lean debería definir el valor deseado para cada grupo de interés, identificar las actividades que añaden utilidad a lo largo de la cadena de valor, hacer que las actividades fluyan sin interrupciones y acelerar el ciclo de mejora buscando la perfección. A este nuevo paradigma se le ha denominado Lean Higher Education (LHE), y es la adaptación del pensamiento Lean a la educación superior. Por tanto, se trata de identificar aquellos desperdicios que no aportan valor añadido, en especial, si son innecesarias. Entre ellas sería el exceso de burocracia que se ha generado hoy en día para acreditar los títulos universitarios.

Sin embargo, esta reducción del papeleo no se podría acometer sin cambiar los procesos y sin incorporar realmente la calidad en la gestión. Es decir, no se puede eliminar sin más la etapa del aseguramiento de la calidad, sino que hay que superarla. Organizaciones de todo tipo ya aplican la teoría del “cero defectos” a sus productos y servicios. Ello evita desperdicios y errores, mejorando los costes de producción. En este estadio, donde la gestión permite que los fallos sean esporádicos, el esfuerzo por el control de la calidad disminuye y, por tanto, la burocracia. La eliminación de esta barrera supondría y mayor acercamiento del profesorado hacia la mejora continua que nos exige la excelencia necesaria en la educación superior.

En consecuencia, ante la barrera que supone el incremento de la burocracia en la acreditación de los títulos universitarios, se plantea un cambio cultural en la propia universidad. Se trata de comprender quien es el cliente de esta organización y respetar las necesidades del resto de grupos de interés. Se debe añadir valor a los procesos, reducir los plazos de entrega, aumentar el rendimiento de nuestros estudiantes y su satisfacción, entre otras muchas cosas. En definitiva, se precisa un giro que permita la excelencia en la educación superior adecuada a los nuevos retos, que plantea un futuro cada vez más cambiante y acelerado”.

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El significado de la indumentaria universitaria

En ocasiones nos hemos preguntado el significado de la indumentaria universitaria, especialmente cuando los miembros de la comunidad universitaria (estudiantes, licendiados, doctores y rectores) la usan en determinados actos académicos. Esta indumentaria tiene su origen en la tradición grecolatina y en los hábitos clericales. Os paso una infografía de la Universitat Politècnica de València donde se explica cada uno de los elementos de la vestimenta.

El escaso reconocimiento de la revisión de artículos científicos

Como editor, autor y revisor en varias revistas científicas indexadas, constato una avalancha imparable de envíos de artículos científicos que se ha desbordado en estos últimos meses. No se puede afirmar categóricamente que esto se deba al confinamiento obligado de muchos colegas con motivo de la pandemia. Puede ser que muchos hayan encontrado un hueco para escribir y mandar ahora los artículos.

Me temo que la explicación es mucho más profunda y se debe a la presión existente en publicar como sea, lo cual nos lleva a cierta inflación que, seguro, no es buena para el desarrollo y transmisión del conocimiento científico. Sea la explicación ésta o cualquier otra, lo cierto es que se constata un desbordamiento en el número de artículos remitidos a las revistas.

La consecuencia es inmediata. Aumenta el trabajo de los editores y se necesita un número creciente de revisores de calidad que permitan filtrar mínimamente los trabajos. Como la solución no es sencilla, lo que ocurre es que están rechazándose un número elevado de manuscritos a los autores sin, siquiera, pasar el filtro de la revisión. Como editor me he visto obligado a devolver una gran cantidad de trabajos que, en numerosas ocasiones, no presentan novedades relevantes, son segundas partes de artículos anteriores publicados, la metodología no es transparente o los datos manejados son confusos o inexistentes, siendo muy difícil reproducir por parte de un investigador independiente los resultados. No son contadas las veces en las que ni siquiera se explicita la pregunta de investigación, ni se discuten los resultados con los obtenidos por otros investigadores. En no pocas ocasiones las referencias citadas se encuentran en un idioma de difícil comprensión internacional (chino, ruso, árabe, etc.) o, incluso, se basan en páginas web que aparecen y desaparecen por arte de magia (he visto varias veces, por ejemplo, citar la Wikipedia). También es habitual un porcentaje muy alto de autoplagio cuando se pasa el documento por un detector de plagios. Por último, suele ocurrir que la redacción en inglés es muy mala, sin una revisión previa por parte de un nativo especialista en publicaciones científicas. Esta falta de estilo es injusta para aquellos trabajos serios que mejorarían, sin duda, tras un debate y enriquecimiento atendiendo a revisores de calidad.

En el caso de que la investigación sea buena, un defecto en el estilo del artículo científico se puede subsanar con una revisión profunda y proactiva de un revisor experimentado. Si esto ocurre, todos salimos beneficiados. El trabajo se comunica, es claro y se despejan las dudas del lector. Muchos autores, entre los que me incluyo, agradecemos enormemente una revisión seria y profunda de nuestros trabajos científicos.

Como revisor, he visto en los últimos meses una avalancha de peticiones por parte de las revistas científicas para realizar la revisión de muchos artículos. Normalmente recibo entre 1 y 2 peticiones casi todos los días. Al principio trataba de atender la máximas posibles, pero un trabajo riguroso supone muchas horas dedicadas a esta tarea. Horas que, salvo con alguna excepción, no se reconocen. Desgraciadamente, solo un porcentaje pequeño de artículos son realmente buenos y te permiten aprender y disfrutar del trabajo bien hecho. Todo lo anterior lleva a tener que renunciar a un porcentaje alto de invitaciones recibidas.

¿Qué ocurre entonces con la revisión? Si faltan revisores de alta cualificación en un campo determinado, hay que buscarlos donde los haya. Eso lleva a que algunos artículos, incluso de revistas de gran impacto, estén realizando revisiones con científicos jóvenes o con otros con experiencia en otros campos. El resultado puede ser de lo más variopinto. Desde críticas poco argumentadas, sin aportar beneficios a la mejora del artículo, a revisiones donde las críticas no existen, apuntando solo cuestiones menores y poco significativas. Este tipo de revisiones suelen verse en editoriales donde existen rebajas económicas si se revisan muchos artículos para publicar en abierto.

Por tanto, el trabajo de revisión de artículos científicos, si se quiere hacer con profundidad, supone la aceptación de pocas invitaciones, seleccionando mucho los temas y las revistas. Un trabajo, al que se dedica muchas horas y, normalmente, es poco reconocido. Bueno, salvo en alguna ocasión. Dejo abajo un reconocimiento que recibí estos días que fue una auténtica sorpresa.

 

 

 

Percepción de los estudiantes de postgrado de ingeniería y arquitectura sobre el diseño sostenible

 

La construcción es uno de los responsables de los niveles actuales de estrés ambiental, pero también se reconoce como un sector esencial para promover el bienestar humano, el acceso a la educación o la la erradicación de la pobreza mediante el desarrollo de infraestructuras y servicios. Por ello, desde el reciente establecimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015, los arquitectos e ingenieros civiles se han erigido como actores clave para el futuro sostenible al que aspiramos. Sin embargo, la complejidad de la sostenibilidad reclama cambios fundamentales en los actuales planes de estudio universitarios para formar profesionales que puedan afrontar dicho reto. Los cursos universitarios convencionales de ingeniería y arquitectura suelen quedarse cortos a la hora de proporcionar una educación holística en la que los estudiantes perciban adecuadamente la relevancia de considerar no sólo los requisitos funcionales de sus diseños, sino también sus consecuencias sociales y medioambientales. La presente comunicación pretende ofrecer una herramienta de evaluación para detectar las principales lagunas en la formación de estos profesionales a partir de las percepciones de los estudiantes de posgrado sobre el diseño sostenible. Se realiza una encuesta a los alumnos de los posgrados “Modelos predictivos y optimización de estructuras de hormigón” del Máster Universitario en Ingeniería del Hormigón, y “Gestión de la innovación en el sector de la construcción” del Máster en Planificación y Gestión en Ingeniería Civil, ambos impartidos en la Universidad Politécnica de Valencia. La consistencia de las respuestas se evalúa de forma objetiva a partir del método del Proceso Analítico Jerárquico, sacando a la luz los campos educativos en los que se debe poner especial empeño a la hora de adaptar los planes de estudio universitarios hacia la educación en sostenibilidad.

Figura. Matriz AHP completa

Referencia:

NAVARRO, I.J.; SÁNCHEZ-GARRIDO, A.J.; YEPES, V. (2021). Engineering and architecture postgraduate student’s perceptions on sustainable design. 15th annual International Technology, Education and Development Conference (INTED 2021), 8th-9th March, 2021, pp. 2554-2563, Valencia, Spain. ISBN: 978-84-09-27666-0

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Docencia remota en ingeniería de la construcción durante el COVID-19

Este trabajo describe el impacto del cambio de clases presenciales a no presenciales de un curso de postgrado de la Universitat Politècnica de València. Se analizan las asignaturas de instalación, organización y aseguramiento de la calidad en la construcción, así como la de Procedimientos de Construcción, de los grados en Ingeniería de Obras Públicas e Ingeniería Civil. En ellas se desarrollan las competencias del estudiante para integrarse en una empresa constructora, como Jefe de Obra o Director de Producción, a partir de un recorrido por las diferentes fases del proceso de proyecto-construcción. Como parte de este tema, se discuten los métodos de programación de actividades en la obra. En el método tradicional, se resuelven los problemas en presencia del estudiante. Para ello deben haber aprendido previamente técnicas de programación: redes de flechas, redes de precedencias, y cómo aplicar el método PERT para obtener estadísticamente la probabilidad de finalización de una obra o la realización de actividades relacionadas. Debido a la situación actual de la pandemia causada por el COVID-19, la enseñanza presencial ha cambiado a clases virtuales en muy poco tiempo. Esto ha exigido un giro radical hacia la educación a distancia. Este trabajo explica cómo se ha realizado este cambio, qué nuevos métodos se han utilizado para impartir los contenidos correspondientes a la programación de las tareas, y cuál ha sido la percepción de los estudiantes. Se analiza la calidad de la enseñanza y las dificultades encontradas para adquirir los resultados de aprendizaje requeridos en estas asignaturas.

Referencia:

MARTÍNEZ-MUÑOZ, D.; MARTÍ, J.V.; YEPES, V. (2021). Remote teaching in construction engineering management during COVID-19. 15th annual International Technology, Education and Development Conference (INTED 2021), 8th-9th March, 2021, pp. 879-887, Valencia, Spain. ISBN: 978-84-09-27666-0

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Recurso didáctico: one-minute paper

Una innovación docente efectiva no tiene por qué ser difícil de aplicar en clase. Estamos hablando del One-minute paper, que en español se podría traducir como “trabajos de un minuto”, aunque todo el mundo conoce el término popularizado en inglés.

Este es un recurso didáctico, probablemente reinventado muchas veces, pero que es extraordinariamente sencillo. Se trata de preguntar al final de la clase a los alumnos dos cosas:

  1. ¿Qué ha sido para tí  lo más importante que has aprendido en esta clase?
  2. ¿Qué es lo que te ha quedado más confuso?

Para contestar se reparten a los alumno unas papeletas, sin demasiado espacio, donde queda reflejada la fecha y, si se estima oportuno, el nombre del alumno. Aunque muchas veces funciona mejor si es anónimo. Otras veces se puede realizar una pequeña actividad grupal para que se puedan comentar las respuestas entre los compañeros antes de entregar la papeleta.

Es una forma sencilla de que el profesor reciba una retroalimentación de la clase anterior y que pueda, al comienzo de la siguiente clase, comentar alguna de las preguntas que quedaron menos claras. Las preguntas suelen referirse sobre todo a opiniones, sentimientos o percepción, más que a verificar un aprendizaje de conocimientos en sentido propio. Además, se puede utilizar la técnica no sólo al final de una clase, sino al final de un trabajo, una evaluación, etc.

Este método tiene muchas ventajas: indica al profesor si los alumnos nos van siguiendo en las explicaciones, nos da una oportunidad para comentar “otras” cosas en clase, mejora el clima en clase, e incluso puede servirnos para “pasar lista” de una forma discreta. A los alumnos les obliga a adoptar una actitud reflexiva, aprenden a aprender en clase, se prolonga la retención de lo explicado, se ejercitan en redactar y puede ser una oportunidad para los más tímidos para exponer sus opiniones.

Una posible forma de evaluar la efectividad de la estrategia sería que, al final del curso, se cumplimentara un pequeño cuestionario con una escala Likert de 5 punos (1: Muy de acuerdo, 2: De acuerdo, 3: A medias, 4: En desacuerdo, 5: Muy en desacuerdo) con las siguientes afirmaciones:

  • El Minute Paper mejora mi comprensión de los temas difíciles
  • El Minute Paper quita un tiempo valioso de clase
  • Me gusta tener el Minute Paper como parte de la enseñanza en esta clase
  • Yo creo que los Minute Papers son muy beneficiosos para la clase
  • Creo que los Minute Paper muestran el interés del profesor por nuestro aprendizaje
  • Deberíamos dejar de hacer los Minute Papers
  • Si los Minute Papers yo creo que haría preguntas en clase con la misma frecuencia
  • No me ayuda de manera especial el ver las respuestas de mis compañeros al Minute Paper
  • Preferiría que las respuestas al Minute Paper se hicieran por correo electrónico

En este vídeo podemos ver una pequeña explicación de la técnica:

Referencias:

Morales Vallejo, Pedro (2011). Escribir para aprender, tareas para hacer en casa. Guatemala: Universidad Rafael  Landívar. Disponible en http://www.upcomillas.es/personal/peter/otrosdocumentos/OneMinutePaper.pdf

Apoyos a mi Candidatura para Consejero en el Sector 4: DOCENCIA e INVESTIGACIÓN

Como ya he anunciado por redes sociales, me presento como candidato a Consejero en el Sector 4 Docencia e Investigación a las próximas elecciones del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

En algunos de estos enlaces podéis ver mis propuestas, que espero coincidan con lo que espera nuestra profesión. https://uncolegioparaavanzarjuntos.es/wp-content/uploads/2020/06/Victor-Yepes.pdf 

http://www3.ciccp.es/wp-content/uploads/2020/06/9766.-Yepes-Piqueras-Victor.pdf

 

También os puedo pasar un vídeo de las razones por las que me presento en esta candidatura.

Sin embargo, de lo que me siento en este momento más orgulloso es del apoyo incondicionado de algunos de vosotros a mi candidatura. Dejo en mi blog el apoyo explicito de algunos de vosotros, otros me han dado muchos ánimos y, mi mayor reto, va a ser no defraudaros. No son todos los que son, pero sí todos los que están (he puesto el orden de forma aleatoria). Muchísimas gracias a todos, de corazón. Nunca sabréis la deuda que tengo con todos vosotros.

María del Carmen Rubio Gámez

Catedrática de Ingeniería de la Construcción. Universidad de Granada

Víctor tiene un gran compromiso en la defensa de la titulación de los ICCP; me fascina su capacidad de conectar con diferentes generaciones a través de redes sociales para trasmitir los avances en tecnologías y procesos constructivos; es además un referente en la investigación en inteligencia artificial aplicada a la ingeniería. Su candidatura cuenta con todo mi apoyo y le deseo mucho éxito”.

 

Daniel Castro Fresno

Catedrático de Ingeniería de la Construcción. Universidad de Cantabria

Victor es un destacado especialista en el Área de Ingeniería de la Construcción que ha demostrado siempre su compromiso con la defensa de los ICCP. Apoyo su candidatura con entusiasmo porque contribuirá con la mayor dedicación a lograr que nuestro Colegio sea más moderno y útil”.

 

 

 

 

Alfredo García García

Catedrático en Ingeniería de Carreteras. Universitat Politècnica de València.

Mi apreciado compañero Víctor Yepes presenta un perfil personal y profesional idóneo para representarnos a los ingenieros de caminos que formamos a los futuros compañeros y desarrollamos investigaciones para no solo transmitirles conocimientos, sino generarlos. Víctor; además, añade algo vital que por desgracia se está perdiendo: la aportación de una larga experiencia profesional. Por último, se ha convertido en un gran referente de la necesaria divulgación de lo que hacemos en nuestra profesión. Yo tengo claro mi voto y espero que vosotros os unáis a él”.

 

 

 

Cristina Vázquez Herrero

Profesora Titular de Universidad de Ingeniería de la Construcción. Universidad de A Coruña. Professional Engineer in New York. Consejera del CICCP por Organismos Internacionales, 2016-2020.

Víctor posee una amplia experiencia en empresas, gestión pública, docencia e investigación. Por su innovación, excelente comunicación y liderazgo, impulsará el prestigio y la internacionalización de las Escuelas de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y de nuestro Colegio”.

 

 

 

Roberto Tomás Jover

Catedrático de Ingeniería del Terreno. Universidad de Alicante

Víctor, además de un excelente docente e investigador, es un reputado comunicador y divulgador de nuestra profesión. Por tanto, apoyo su candidatura con la certeza de que contribuirá de forma significativa a dar a dar a conocer la importancia de los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en el marco de la sociedad moderna.

 

Miguel Ángel del Val Melús

Catedrático de Caminos y Aeropuertos. Universidad Politécnica de Madrid

Apoyo públicamente la candidatura de Víctor porque es idóneo para convencer a quien corresponda de que los profesores de ingeniería no podemos desvincularnos de la actividad profesional y de que, por eso, la selección de este profesorado debería cambiar sustancialmente”.

 

 

Vicente Negro Valdecantos

Catedrático de Tecnologías del Medio Ambiente e Ingeniería Marítima. Universidad Politécnica de Madrid.

Víctor es un extraordinario profesional, una persona activa, preocupada por la universidad y lo más importante de todo, el estudiante. Magnífico en sus comentarios y, sobre todo, cercano”.

 

 

Félix Francés García.

Catedrático de Ingeniería Hidráulica. Universitat Politècnica de València

Conozco profesionalmente desde hace muchos años a nuestro compañero Víctor Yepes y siempre ha demostrado una extraordinaria capacidad de trabajo y un talante dialogante, por lo que será un magnífico representante de nuestro sector”.

 

 

Francesc Robusté Antón

Catedrático de Transportes. Universitat Politècnica de Catalunya.

“La ingente labor en docencia (blog con 4.300 visitas diarias) e investigación (experto internacional en metaheurísticos y análisis multicriterio) de Víctor, aportan modernidad, aire fresco y directo (redes sociales) en la formación, comunicación y estado de opinión de nuestra profesión”.

 

 

 

 

Bonifacio Javier Ordóñez García.

Profesor Titular  en Proyectos de Ingeniería. Asesor para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Vicerrectora de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad. Universidad de Granada

“Victor es un profesor que ha puesto siempre, por delante la docencia, y el buen hacer con sus estudiantes. A nivel de investigación destaco los trabajos, que ha liderado, para conseguir el desarrollo de unas infraestructuras más eficientes; desde el punto de vista económico y ambiental. Todo esto sería suficiente para tener mi apoyo, pero quiero destacar, que, durante esta pandemia, he conocido dos tipos de personas: las que construyen y suman y las que restan. Víctor, desde el principio, ha estado en el primer grupo”.

José Vicente Martí Albiñana

Profesor Titular de Universidad de Ingeniería de la Construcción. Universitat Politècnica de València

Conozco a Víctor desde hace casi 30 años. He trabajado con él, y os puedo garantizar que hay pocos profesionales con su capacidad de trabajo. De Víctor podría destacar sus amplios conocimientos en infraestructuras, innovación y comunicación. ¿Quién no conoce el blog de Víctor Yepes? Víctor, espero que dediques tu experiencia, tu capacidad y tus esfuerzos en representarnos a los profesores”.

 

 

Julián Alcalá González

Profesor Contratado Doctor de Ingeniería de la Construcción. Universitat Politècnica de València

“Apoyo a Víctor Yepes tanto por su amplio curriculum en investigación y docencia, como por la magnífica labor llevada a cabo para dar a conocer la ingeniería civil. Sin duda, un magnífico candidato a formar parte de la Junta de nuestro Colegio”.

 

 

 

Manuel Romana García

Profesor titular de universidad de ingeniería e infraestructuras de los transportes. Universidad Politécnica de Madrid.

Apoyo a Víctor Yepes para Consejero por Docencia e Investigación porque tiene una gran popularidad en redes, es conocido en todo el mundo hispanohablante,tiene un perfil completo y fue cocinero antes que fraile. Es fuerte, sincero y muy trabajador“.

 

 


José Alberto González Escrivá

Profesor Titular de Universidad de ingeniería marítima. Universitat Politècnica de València.

Doy mi apoyo a Víctor Yepes como Consejero en el Sector 4 DOCENCIA e INVESTIGACIÓN del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos por su experiencia en las nuevas tecnologías, así como en los nuevos medios de transmisión y difusión tan necesario para la integración de los logros de la profesión en la sociedad. Además, es un profesional incansable, vehemente en sus planteamientos y comprometido con sus ideales.”

 

Alejandro Castillo Linares

Profesor asociado. Universidad de Granada.

Es un gran placer darle todo mi apoyo a Víctor como candidato al Consejo del Colegio. Tiene toda mi admiración profesional y personal. Su experiencia en tantos ámbitos, la ilusión que desprende como profesor, sus innegables conocimientos , la facultad para expresarlos, su generosidad y su infatigable capacidad de trabajo le convertirían en un magnífico representante de todos los docentes e investigadores“.

Salvador Ivorra Chorro

Catedrático de Universidad de Mecánica de los Medios Continuos y Teoría de Estructuras. Universidad de Alicante.

Conozco al Prof. Victor Yepes desde hace muchos años. Ha mantenido de forma constante en el tiempo una altísima producción científica junto con una docencia innovadora, todo ello con un buen conocimiento de la profesión de ICCP, básico para la docencia en ingeniería“.

 

Luis  Bañón  Blázquez

Profesor Contratado Doctor en Ingeniería e Infraestructuras de los Transportes. Universidad de Alicante.

De Víctor Yepes quiero destacar su gran capacidad de trabajo, excelencia profesional y afán por la divulgación de la profesión, que sin duda son avales incuestionables de su idoneidad como consejero del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos por la candidatura de Miguel Ángel Carrillo Suárez. Creo que la profesión necesita renovarse con urgencia y para ello es necesario impulsar nuevas y buenas ideas a través de, entre otros, sus representantes colegiales“.

Ignacio J. Payá Zaforteza

Catedrático de Ingeniería de la Construcción. Universitat Politècnica de València

Conozco al prof. Yepes desde hace más de 15 años, pues fue uno de mis directores de Tesis Doctoral. Víctor es una persona con gran capacidad de trabajo y una referencia por sus innovaciones en docencia e investigación. Además tiene una amplia experiencia profesional dentro y fuera de la universidad y es un apasionado por la ingeniería de caminos. Por todo ello, creo que es un gran candidato para consejero en el sector de Docencia e Investigación del Colegio de Ingenieros de Caminos.”

 

Lo dicho, mi gratitud eterna a todos los compañeros. Espero no defraudaros.

 

Premio Docencia en Red 2018-2019 al mejor curso MOOC

 

Estoy muy agradecido por haber recibido el Premio por la calidad del material del curso MOOC titulado “Introducción a los encofrados y las cimbras en obra civil y edificación“, correspondiente al curso 2018-2019. Este es un curso que ya va por su tercera edición y al que se han inscrito más de 7000 interesados de todas partes del mundo.

Como podéis ver en esta página oficial de la Universitat Politècnica de València: http://www.upv.es/contenidos/DOCENRED/infoweb/docenred/info/1085709normalc.html, solo se concede un premio en toda la UPV para los cursos MOOC y es el de mayor cuantía económica. Este premio se suma al que me concedieron el año pasado por la elaboración de un vídeo educativo (Polimedia).

Para mí, como profesor, es un orgullo que tu universidad premie la labor docente desarrollada. Si bien el profesor universitario tiene otras facetas (investigadora, gestión, etc.), la docente es, sin duda, la más vocacional. Muchas gracias a todos.

 

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El profesor universitario como investigador

Los objetivos que los poderes públicos deberían asignar a la Universidad, están en consonancia con las ideas enunciadas, ya hace años, por Ortega y Gasset cuando afirmó que las tres misiones fundamentales de la Universidad son:

  1. Formar a los profesionales facultativos que la sociedad demanda.
  2. Ser depositaria y difusora de la cultura de la época, y,
  3. Producir nueva ciencia y formar científicos.

A estas misiones habría que añadir algunos planteamientos recogidos en nuestra legislación como la Ley Orgánica 4/2007 de Universidades, donde se indica que “las universidades, además de un motor para el avance del conocimiento, deben ser un motor para el desarrollo social y económico del país. Junto a la investigación básica, la universidad deberá impulsar la transferencia al sector productivo de los resultados de su investigación en coordinación y complementariedad con los demás agentes del sistema de ciencia y tecnología”. Esta misma Ley indica que “la investigación científica es fundamento esencial de la docencia y una herramienta primordial para el desarrollo social a través de la transferencia de sus resultados a la sociedad”.

La investigación, en consecuencia, debe estar presente en las actividades que se realicen en la Universidad. En cuanto a su necesidad para formar a los profesionales facultativos que la sociedad demanda es importante remarcar la relación entre la docencia y la investigación. Si los planteamientos sobre la importancia de la investigación para la docencia son válidos para la enseñanza de primer y segundo ciclo, cobran una especial relevancia para el tercer ciclo y los cursos de postgrado. Dado que una de las misiones del tercer ciclo es formar científicos, poco cabe decir si el profesor no investiga. Con respecto a los cursos de postgrado cabe indicar dos aspectos: en primer lugar, en un contexto de praxis y medios tecnológicos con una rápida evolución en el tiempo, el profesional deberá reciclarse varias veces a lo largo de su vida; por tanto, si la Universidad asume el reto de que ese reciclaje pase por sus aulas, deberá tener un profesorado que conozca la ciencia y la tecnología que se produce en su tiempo, y ello solo se logra con la investigación; en segundo lugar, el nivel de especialización de los contenidos docentes de este tipo de cursos, obliga al docente que los imparta a practicar la investigación. Respecto a la segunda de las misiones, ser depositaria y difusora de la cultura de la época, la labor de la Universidad consiste en la generación y captación de las nuevas ideas y conocimientos, su incorporación a la cultura propia y su difusión a la sociedad. Ello exige grupos de investigación y profesorado de primer nivel que estén en contacto con la ciencia y la tecnología de la época. Para la asimilación de la cultura, los grupos de investigación presentan cualidades idóneas al conocer la ciencia y practicar sus métodos, la difusión va implícita en la docencia.

Lo anteriormente comentado viene a remarcar la idea de que la docencia y la investigación no pueden ser actividades antagónicas para el profesor universitario. Todo lo contrario, son complementarias entre sí y, por ello, conviene potenciar y racionalizar ambos aspectos inherentes a la propia misión de la Universidad. La investigación científica constituye una actividad intelectual que requiere determinadas aptitudes. Así, el profesor universitario, en su papel de investigador, debería disponer de ciertas aptitudes básicas como haber alcanzado una formación adecuada en el campo que desea investigar, tener ciertas cualidades morales, curiosidad y capacidad de asombro y disponer de los medios e instrumentos necesarios para desarrollar su trabajo.

La función investigadora del profesor debería canalizarse dentro de algún proyecto que marcara claramente la línea de investigación. Estos proyectos, evidentemente, precisan recursos, cuya consecución resulta en ocasiones muy complicada en situaciones, como la actual, de fuertes restricciones presupuestarias y caída muy importante de la actividad en el sector de la construcción.

Los resultados más relevantes de la actividad investigadora deben publicarse y transferirse, en la medida de lo posible, al sector empresarial. La difusión de los resultados de mayor relevancia es en revistas científicas de impacto, aunque también destacan los libros y capítulos de libro, y, en menor medida, la publicación en congresos, conferencias y seminarios. Los resultados, además, influyen fuertemente en la acreditación de la calidad investigadora, por lo que la elección de revistas de prestigio e impacto resulta muy importante. El Journal Citation Report (JCR), elaborado por el Institute for Scientific Information (ISI), publica el factor de impacto de la mayoría de las revistas de reconocido prestigio, siendo un indicador de calidad muy aceptado en la actualidad.

La explotación de los resultados de investigación y su transferencia a las empresas constituye un aspecto significativo de la actividad investigadora. Normalmente, la solicitud y explotación de patentes y productos con registro de propiedad intelectual acreditan dicha actividad. Por otra parte, también debe plantearse la posibilidad de creación y apoyo a empresas spin-off, pues supone una vía de promoción y salto al sector productivo por parte de los investigadores. En este sentido, la dirección de ejercicios final de máster y, especialmente, tesis doctorales contribuye a la formación de nuevo personal de investigación, completando así el ciclo de generación de recursos humanos dedicados a la investigación y desarrollo.

Todo lo anteriormente expuesto forma parte de los criterios actuales que guían a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en la evaluación del profesorado. Estos criterios, de alguna forma están definiendo un modelo de profesor tipo al cual se deben acercar todos aquellos que pretendan seguir la carrera de docente universitario. Con todo, en mi opinión, en el caso del profesor de los futuros ingenieros civiles, se deberían incluir ciertas exigencias que deberían modificar ligeramente las presentadas por ANECA. Fundamentalmente una Universidad que forme buenos ingenieros deberá contar como docentes también a buenos ingenieros, que además deberán tener capacidad docente e investigadora. En este sentido, siguiendo a Murcia (2005), “sería muy conveniente que los profesores de tecnologías, más que los investigadores no docentes, deberían tener actividad profesional en su campo. En la medida en que esto se aceptara, lo primero sería admitirlo, reconociendo el interés para la docencia de esta tarea profesional (que legalmente la universidad se ve en gran dificultad para asumir entre sus actividades), e incluso incentivar después de su realización adecuando mecanismos existentes o creando otros; pero no cubrirla bajo el epígrafe de investigación”.

Referencias:

Murcia, J. (2005). En el camino de una investigación más potente para la construcción de obra civil. I Jornadas de Investigación en Construcción. Instituto de CC. “E. Torroja”. CSIC. Vol. I, pp. 305-318. Ed. AMIET. Madrid, 2, 3 y 4 de junio de 2005.

Yepes, V. (2017). Proyecto de investigación. Concurso de Acceso al Cuerpo de Catedráticos de Universidad. Universitat Politècnica de València, 538 pp.

 

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La función de la Universidad

Resulta de gran interés lo que Ortega y Gasset (1930) apuntaba en un pequeño trabajo denominado “Misión de la Universidad”, respecto a sus funciones principales: a) transmisión de la cultura, b) enseñanza de las profesiones, y c) investigación científica y educación de nuevos hombres de ciencia. Para este autor dichas funciones no contestan a la pregunta de cuál es la verdadera misión de la Universidad. La misión primaria de la Universidad la delimita Ortega, basándose en un principio de “Economía de la Enseñanza”, de la siguiente forma:

“1.º Se entenderá por Universidad stricto sensu la institución en que se enseña al estudiante medio a ser un hombre culto y un buen profesional.

2.º La Universidad no tolerará en sus usos farsa ninguna; es decir, que solo pretenderá del estudiante lo que prácticamente puede exigírsele.

3.º Se evitará, en consecuencia, que el estudiante medio pierda parte de su tiempo en fingir que va a ser un científico. A este fin se eliminará del torso o mínimum de estructura universitaria la investigación científica propiamente tal.

4.º Las disciplinas de cultura y los estudios profesionales serán ofrecidos en forma pedagógicamente racionalizada –sintética, sistemática y completa-, no en la forma que la ciencia abandonada así misma preferiría: problemas especiales, “trozos” de ciencia, ensayos de investigación.

5.º No decidirá en la elección del profesorado el rango que como investigador posee el candidato, sino su talento sintético y sus dotes de profesor.

6.º Reducido el aprendizaje a esta suerte al mínimum en cantidad y calidad, la Universidad será inexorable en su exigencias frente al estudiante.”

Sin embargo, no hay que sacar de contexto el pensamiento de Ortega, él mismo dice lo siguiente en relación con la ciencia:

“Conste, pues: la Universidad es distinta, pero inseparable de la ciencia. Yo diría: La universidad es, además, ciencia. Pero no un además cualquiera y a modo de simple añadido y externa yuxtaposición, sino que –ahora podemos, sin temor a confusión pregonarlo- la Universidad tiene que ser, antes que Universidad, ciencia”.

Con todo, la Universidad debe ser una institución que lidere las culturas, valores, conocimientos y técnicas solidarias con las necesidades nuevas y de todos. Frente a la mera respuesta a las demandas de la sociedad, la Universidad tiene que provocar la creación de nuevas necesidades y nuevos horizontes.

La Universidad ha experimentado importantes cambios en las últimas décadas a partir de la aprobación de la Ley de Reforma Universitaria (L.R.U.), Ley Orgánica de 11/1983 del 25 de agosto, pasando a un modelo descentralizado territorialmente, tal y como se indica en el preámbulo de la mencionada ley:

La Constitución Española ha venido a revisar el tradicional régimen jurídico administrativo centralista de la Universidad española, al reconocer en el número 10 de su artículo 27 la autonomía de las Universidades. Por otra parte, el título octavo de la Constitución y los correspondientes Estatutos de Autonomía han efectuado una distribución de competencias universitarias sobre los distintos poderes públicos. Esta doble referencia constitucional, exige efectuar un nuevo reparto de competencias en materia de enseñanza universitaria entre el Estado, las comunidades autónomas y las propias Universidades.”

Es por ello que un nuevo cambio de filosofía se produce en la autonomía universitaria, buscando la satisfacción de las necesidades educativas, científicas y profesionales de la sociedad. La Carta Magna de las Universidades Europeas indica a este respecto:

“El porvenir de la humanidad, en este fin de milenio, depende en gran medida del desarrollo cultural, científico y técnico que se forja en los centros de cultura, conocimiento e investigación en que se han transformado las auténticas Universidades.

La tarea de difusión de los conocimientos que la Universidad debe asumir hacia las nuevas generaciones implica, hoy en día, que se dirija también al conjunto de la sociedad; cuyo porvenir cultural, social y económico requiere, especialmente, un considerable esfuerzo de formación permanente.

La Universidad debe asegurar a las generaciones futuras una educación y una formación que les permitan contribuir al respeto de los grandes equilibrios del entorno natural y de la vida”

Para cumplir con los nuevos objetivos y compromisos aceptados por la Universidad respecto a la educación superior, la ley de reforma universitaria (L.R.U.) fijó en su artículo primero del título preliminar las siguientes funciones de esta institución al servicio público:

“1.- La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.

2.- La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos o para la creación artística.

3.- El apoyo científico y técnico al desarrollo cultural, social y económico, tanto nacional como de las diversas Comunidades Autónomas.

4.- La extensión de la cultura universitaria.”

Los estudios universitarios son, dentro del Sistema Educativo Español, el vértice, según se puede apreciar en la Figura siguiente. A ellos se puede acceder a través del Título de Bachiller, o bien del Título de Técnico Superior de los ciclos formativos de Grado Superior de Formación Profesional Específica, o de Artes Plásticas y Diseño.

La Ley Orgánica de Universidades, en su Art. 1 establece como funciones de la Universidad:

  1. La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio.
  2. Son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:
  3. La creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la cultura.
  4. La preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística.
  5. La difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de la vida y del desarrollo económico.
  6. La difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria y la formación a lo largo de toda la vida.

Por otra parte, los cuatro principios fundamentales de la Carta Magna de las Universidades Europeas (1988) son:

  • La Universidad es una institución autónoma que produce y transmite cultura de manera crítica.
  • La indisociabilidad de la docencia y la investigación.
  • La libertad de la investigación, la enseñanza y la formación.
  • La ignorancia de cualquier frontera geográfica o política.

En la Comunicación de la Comisión de las Comunidades Europeas de 5 de febrero de 2003 sobre el papel de las universidades en la Europa del conocimiento se afirma que:

“(…) El crecimiento de la sociedad del conocimiento depende de la producción de nuevos conocimientos, su transmisión a través de la educación y la formación, su divulgación a través de las tecnologías de la información y la comunicación y su empleo por medio de nuevos procedimientos industriales o servicios. Las universidades son únicas en este sentido, ya que participan en todos estos procesos a través del papel fundamental que desempeñan en los tres ámbitos siguientes: la investigación y la explotación de sus resultados, gracias a la cooperación industrial y el aprovechamiento de las ventajas tecnológicas, la educación y la formación, en particular la formación de los investigadores, y el desarrollo regional y local, al que pueden contribuir de manera significativa.”

 

Figura. Sistema educativo español (https://www.mecd.gob.es)

Dentro del EEES que se está poniendo en marcha en la actualidad, se establecen la necesidad de “(…) respetar los principios de la tradición europea en materia educativa, como es el acceso amplio y abierto a los estudios, la educación con vistas a una realización personal y formación continua, la educación a la ciudadanía y la educación con significación social” (Declaración de Praga, 2001).

Hernández (1986) considera a la Universidad es como un gran sistema vivo que desarrolla funciones de alimentación, de producción interna y de salida o comunicación externa. Las funciones de alimentación o de recepción son: la acumulación informativa tradicional, generada por su propia enseñanza histórica; la acumulación informativa actual, obtenida de las diferentes fuentes científicas; la información proveniente de la sociedad, especialmente, la demanda social; y la retroalimentación de su propio funcionamiento. Cada vez la Universidad es más funcional al darle más importancia a la información de vanguardia, al considerar primordiales las solicitudes de la sociedad y al evaluar y conocer mejor su propia actuación como elemento base de su mejora continuada.

La dimensión productiva es la que marca la identidad de la Universidad respecto a otras instituciones educativas. Dentro de las funciones de producción están: la investigación; las tareas de elaboración informativa; y la producción tecnológica. Las funciones de salida son: la enseñanza, con una doble finalidad: la de proporcionar una formación cultural de orden superior como cultivo intelectual y enriquecimiento social, y la de conseguir una formación profesional cualificada, de cara al servicio social; la difusión científica de los resultados de su producción; y la asistencia técnica que la propia Universidad es capaz de ofrecer a la sociedad. De todas estas funciones de servicio exterior, la más tradicional es la enseñanza, y en el entorno de una Universidad Politécnica la vertiente de formación de profesionales de acuerdo con las necesidades sociales es la más importante. La difusión científica y la asistencia técnica son consecuencias evidentes de la propia producción desarrollada y de los medios y recursos disponibles, respectivamente.

Tras un análisis histórico, Porta (1998) aboga por una universidad multifuncional:

“En este cambio de siglo se vislumbra un nuevo arquetipo de universidad multifuncional, que debe tener en la educación de la persona su eje vertebrador y que se perfila como síntesis de la universidad de investigación, en la que irá tomando mayor protagonismo la universidad docente, evitando sus defectos de antaño. Una Universidad que busque interaccionar con su medio, abierta al internacionalismo de los conocimientos y a planteamientos constantemente renovados. Para ello se requiere un profesorado motivado y dedicado, que a su vez sea capaz de lograr la implicación del estudiante en su propia formación: una Universidad en la que no haya clientes, sino actores.”

En suma, se podría analizar la evolución reciente de la Universidad española y sus líneas de futuro, dentro de su función educativa principalmente. En el último periodo la LRU ha sido eficaz en el fomento de la autonomía universitaria, en alentar la modernización del sistema, desde el punto de vista académico y científico, y en abrir las universidades españolas a las demandas sociales.

Al mismo tiempo, tanto la oferta de estudios universitarios como su demanda, ha aumentado significativamente. Hoy el sistema abarca toda la geografía española, el número de alumnos matriculados, en torno al millón y medio, ha tocado techo, y la tasa bruta de escolarización universitaria de España es una de las más altas de Europa, aunque no así de enseñanza superior en su conjunto.

La LOU también hace un rápido balance en sus dos primeros párrafos destacando que:

El sistema universitario español ha experimentado profundos cambios en los últimos veinticinco años; cambios impulsados por la aceptación por parte de nuestras Universidades de los retos planteados por la generación y transmisión de los conocimientos científicos y tecnológicos.”

“Durante las últimas dos décadas, la vieja institución universitaria se ha transformado radicalmente (…). Durante este periodo, las Universidades se triplicaron, creándose centros universitarios en casi todas las poblaciones de más de cincuenta mil habitantes, en los que se estudian más de ciento treinta titulaciones diferentes (…). No de menor magnitud ha sido la transformación tan positiva en el ámbito de la investigación científica y técnica universitaria, cuyos principales destinatarios son los propios estudiantes de nuestras universidades, que no solo reciben en éstas una formación profesional adecuada, sino que pueden beneficiarse del espíritu crítico y la extensión de la cultura, funciones ineludibles de la institución universitaria.”

Las universidades siguen siendo unos centros privilegiados de creación cultural y artística, responsables de la creación y de la transmisión del saber, así como los encargados de la formación de los profesionales y científicos de la más alta cualificación. Con todo, esas funciones tradicionales se están viendo ampliadas, de forma que la universidad tiene vocación de llegar a toda la población. Para ello existen dos razones: en primer lugar porque la propia estructura económica de los países más avanzados exige una mayor cualificación, tanto profesional como cultural de la población; y en segundo lugar porque, a medida que crece el nivel general de bienestar, aumenta también el interés de los individuos por adquirir niveles más altos de formación, no solo como medio para mejorar la propia posición social, sino como un bien que satisface aspiraciones de realización personal.

Todo apunta hacia una Universidad con múltiples funciones, como Bricall (1998) destaca:

“El crecimiento demográfico, las instituciones propias del estado de bienestar y la exigencia de una economía que reclama de forma insistente el capital humano necesario en formación y en investigación, no solo ha hecho crecer desmesuradamente el número de estudiantes de la enseñanza superior y las demandas de aplicación de la ciencia, sino que además ha alterado cualitativamente la forma y el nivel de la formación. De esta manera las universidades se ven empujadas a la diversidad, mientras se encuentran sometidas a la visible pérdida del cuasi monopolio que ejercían en su actividad”.

Dentro de la misma institución tienen que coexistir diferentes niveles de respuesta a una multiplicidad de demandas sociales: carreras de diferente duración, centros de formación de orientación claramente profesional coexistiendo con centros orientados al cultivo de disciplinas académicas y a la investigación, demanda de formación generalista junto a demandas de formación altamente especializada, etc.

El problema planteado es el de la adaptación del sistema universitario español a estos nuevos retos y exigencias de lo que se ha dado en llamar la “Universidad de Masas”. En concreto, el sistema universitario debe encontrar la forma afrontar un doble reto: tanto a la demanda creciente de formación superior generalizada en amplias capas de la población, como a la irrenunciable vocación de excelencia cultural, científica y tecnológica que debe caracterizar a las universidades.

Hay que asumir como una realidad el modelo de universidad de masas, como modelo general del sistema universitario español, y optar por la diversificación, la competitividad, la mejora de la calidad, la coordinación de políticas y la gestión eficaz y responsable como principio guía para facilitar la adaptación del sistema a la variedad de demandas sociales que tienen que afrontar las instituciones universitarias.

El número total de estudiantes universitarios está disminuyendo ligeramente para alcanzar una cierta estabilidad al cabo de unos años, debido a dos factores: la disminución de la población en edad de entrar al sistema universitario y el aumento de calidad y rendimiento del sistema. Entre otras medidas habría que aumentar el rendimiento medio del alumnado mejorando la calidad de los profesores, de los programas académicos y de los procedimientos de evaluación. También impulsar la evaluación institucional de las universidades para mejorar su calidad.

Los objetivos prioritarios para los próximos años no serán ya la expansión cuantitativa del sistema y la consolidación de la autonomía de las universidades. El reto fundamental será conseguir un incremento de la calidad de la enseñanza universitaria y una mayor eficiencia en el uso de los recursos dedicados. Así, una de las prioridades definidas por los ministros de Educación del EEES en Berlín (septiembre de 2003) se refiere a desarrollar criterios y metodologías comunes de aseguramiento de la calidad en la Universidad, que deben incluir:

  • Una definición de las responsabilidades de las instituciones involucradas.
  • Evaluación de los programas o de las instituciones, incluyendo evaluación interna y externa, participación de los estudiantes, con resultados públicos.
  • Un sistema de acreditación, certificación o procedimientos que sean comparables, con participación internacional, cooperación y trabajo en red.

De hecho, la LOU reconoce como objetivo la mejora de la calidad del sistema universitario en su conjunto y en todas y cada una de sus vertientes. Así:

Mejorar la calidad en todas las áreas de la actividad universitaria es básico para formar a los profesionales que la sociedad necesita, desarrollar la investigación, conservar y transmitir la cultura, enriqueciéndola con la aportación creadora de cada generación y, finalmente, constituir una instancia crítica y científica, basada en el mérito y el rigor, que sea un referente para la sociedad española.”

“(…) introducción en el sistema universitario de mecanismos externos de evaluación de su calidad, conforme a criterios objetivos y procedimientos transparentes.”

En el Art. 31 sobre garantía de la calidad, la LOU concreta sus objetivos:

  1. La promoción y la garantía de la calidad de las Universidades españolas, en el ámbito nacional e internacional, es un fin esencial de la política universitaria y tiene como objetivos:
  2. La medición del rendimiento del servicio público de la educación superior universitaria y la rendición de cuentas a la sociedad.
  3. La transparencia, la comparación, la cooperación y la competitividad de las Universidades en el ámbito nacional e internacional.
  4. La mejora de la actividad docente e investigadora y de la gestión de las Universidades.
  5. La información a las Administraciones públicas para la toma de decisiones en el ámbito de sus competencias.
  6. La información a la sociedad para fomentar la excelencia y movilidad de estudiantes y profesores.

 

Referencias:

  • Bricall, J.M. (1998). Prólogo de La Universidad Española Hoy: Propuestas para una Política Universitaria. Michavila, F. y Calvo, B. Editorial Síntesis. Madrid.
  • Hernández, P. (1986). Psicología de la Educación y Enseñanza Universitaria. ICE. Universidad de La Laguna.
  • Ortega y Gasset, J. (1930). Misión de la Universidad. Fundación Empresa-Universidad. Edición especial de 1999. Universidad de Alicante.
  • Porta, J. (1.998). Arquetipos de Universidades: de la Transmisión de los Saberes a la Institución Multifuncional. En La Universidad en el Cambio de Siglo, Porta, J. y Lladonosa, M. (coords.). Alianza Editorial. Madrid.
  • Yepes, V. (2017). Proyecto docente. Concurso de Acceso al Cuerpo de Catedráticos de Universidad. Universitat Politècnica de València, 642 pp.

 

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